El Socialismo ve cerca su alejamiento del poder y comienzan los reclamos y los alejamientos por algunos roces o diferencias entre sus dirigentes. Hace rato que se habla que el partido de la rosa tiene un quiebre interno, profundizado ahora por las derrotas en el principal bastión electoral de más de 30 años y la provincia luego de 12.
Cuando Hermes Binner, dio un paso al costado de la conducción del Partido Socialista santafesino, emergieron dos figuras con peso específico, Antonio Bonfatti, sucesor en la gobernación provincial y Miguel Lifschitz, en la Municipalidad de Rosario. Cada uno de estos actores con gente que los seguía internamente y que de alguna u otra forma expresaba veredas opuesta. Esas diferencias se marcaron cuando el actual Gobernador de Santa Fe tomó el timón del barco principal y su antecesor el mando de la Cámara de Diputados.
Las marcadas diferencias entre una forma y otra se profundizaron a tal punto que le costó al Partido Socialista, mucho más que algunos gritos en esas famosas cuatro paredes donde todo se acordaba. También se fueron alejando figuras políticas que se consumieron por la grieta interna. Quizás los dos casos más resonantes fueron los de Rubén Giustiniani, que formó su partido Igualdad y Participación; y quien a pesar de no ser afiliado partidaria si representaba como tal al partido, Luis Contigiani.
La grieta socialista se llevó puesta la posibilidad de la Reforma Constitucional, pero lo más importante es la derrota electoral en manos del Justicialismo luego de 12 años. Aunque la novela iba a generar un nuevo capítulo, el armado nacional para las elecciones presidenciales prontas a realizarse.
A pesar que en los plenarios partidarios se confirmó el apoyo a Roberto Lavagna, como candidato a presidente, hubo muchos Socialistas que pusieron el grito en el cielo cuando presentaron la fórmula completa con Juan Manuel Urtubey, secundando al economista. Allí comenzaron a señalar a Miguel Lifschitz, como quien quiere llevar a inclinar el voto socialista a la derecha peronista. Uno de los más críticos de esa idea fue el actual Diputado Eduardo Di Pollina, a quien el propio gobernador trató de díscolo.
Pero como el quiebre del partido de la rosa en la provincia parece no tener fin, el propio Di Pollina, con la actual Ministra Claudia Balagué, formaron una agrupación interna llamada “Bases”, que el pasado sábado tuvo su presentación en la ciudad de Rosario.
“Bases” vio la luz en el auditorio del Centro de Empleados de Comercio de Rosario, ante un centenar de militantes y dirigentes. En el acto se presentó un documento que principalmente critica fuertemente la posición del partido ante las próximas elecciones nacionales, ubica a esta nueva corriente interna opuesta a la fórmula presidencial Lavagna Urtubey y desestiman por completo inducir al voto en blanco. Además, otro de los ejes principales, pasa por una mirada contraria a las políticas de gobierno de Mauricio Macri. Para ser claros y más allá que no lo dice específicamente, este sector socialista apoya la fórmula del Frente de Todos Alberto Fernández – Cristina Fernández.
Eduardo Di Pollina, principal referente de “Bases”, expresó: “Nos acusan de díscolos aquellos que derechizan al partido, mientras que nosotros estamos aquí para reivindicar los valores, la historia y la línea ideológica del socialismo”.
Algo que no quedó muy claro en el encuentro de este nuevo sector socialista, es si acompañaran a uno de los suyos en la elección a Diputado Nacional, es decir si militaran la lista encabezada por Enrique Estévez.
LOS FRAGMENTOS MÁS IMPORTANTES DEL DOCUMENTO FUNDACIONAL DE “BASES”
“En la coyuntura de una nueva elección presidencial, la Argentina se encuentra en uno de los momentos más difíciles de su historia. La continuidad de Macri representa un futuro de más pobreza, exclusión y dependencia del pueblo y la Nación Argentina. Asimismo, muchísimos/as socialistas no nos sentimos identificados con la propuesta que lleva como candidatos a Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, que representa a sectores políticos de la derecha conservadora. La fórmula nacional Lavagna-Urtubey no sólo es incompatible con las ideas socialistas, sino que además fue el resultado de un proceso de decisiones divorciado de un genuino debate político que haya involucrado a las y los militantes del Partido Socialista”.
“El PS históricamente se ha rehusado a votar en blanco, entendiendo que todo momento histórico amerita una correcta interpretación de la realidad y que desde allí es posible identificar qué es lo más conveniente para los intereses de las mayorías nacionales”, continúa el paper, dejando abierta la chance de volcarse a la fórmula de los Fernández.