En una imagen que habla por sí sola, el actual gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, compartió escena con los ex gobernadores Antonio Bonfatti (Frente Progresista) y Omar Perotti (Partido Justicialista) frente al edificio de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La postal no es menor: tres figuras políticas que representan modelos de gestión y fuerzas partidarias totalmente distintas, pero que coinciden en un punto clave —la defensa de los intereses de Santa Fe.
La escena, que tuvo lugar este miércoles en la ciudad de Buenos Aires, fue el resultado de una convocatoria del propio Pullaro, quien encabezó una presentación institucional para reclamar por una deuda que Nación mantiene con la provincia en concepto de fondos previsionales, estimada en más de $600 mil millones. El reclamo se realizó ante el máximo tribunal judicial, donde la causa permanece sin avances concretos desde hace años.
El gesto fue cuidadosamente pensado. Pullaro buscó mostrar una imagen de unidad santafesina, con una puesta en escena que no escatimó dramatismo: caminata solemne por la Plaza Lavalle, traje oscuro, gestos contenidos, y un mensaje directo a Nación. “Esto no es una cuestión de un gobierno o de un partido político. Esto es Santa Fe reclamando lo que le corresponde por derecho”, expresó.
Más allá del tono épico —que algunos interpretaron como sobreactuado—, la jornada dejó una señal clara: cuando se trata de defender los intereses de la provincia, las diferencias partidarias pueden quedar a un lado. Bonfatti, quien ya había impulsado reclamos similares durante su gestión, destacó la continuidad institucional del pedido. Perotti, por su parte, aportó la legitimidad de haber sido el último en gobernar la provincia antes del actual mandatario.
La provincia reclama el pago de fondos previsionales no transferidos desde la ANSES, una situación que afecta directamente las cuentas santafesinas y que ha sido judicializada desde hace más de una década. La Corte Suprema ya falló a favor de la provincia en causas similares —como la devolución del 15% de coparticipación—, pero el expediente previsional continúa sin resolución definitiva.
“Lo que venimos a pedir es que se cumpla con la Constitución y con los fallos. Esto no es una dádiva, es una obligación que tiene la Nación con Santa Fe”, insistió Pullaro. La presencia de los ex mandatarios refuerza ese argumento: no se trata de una disputa partidaria, sino de una demanda transversal que ha sido sostenida a lo largo de varios gobiernos.
La imagen institucional buscó transmitir fortaleza, pero también continuidad. A diferencia de otros momentos en la historia política argentina, Santa Fe aparece hoy con una dirigencia dispuesta a dejar de lado las grietas para reclamar lo que le corresponde. Y aunque algunos críticos marcaron cierta impostación en la forma en que se montó la escena, el fondo del asunto —la unidad santafesina— no pasó desapercibido.
En un país donde la mayoría de las provincias suelen encolumnarse detrás del signo político del gobierno nacional de turno, el caso santafesino vuelve a destacar por su singularidad. El sillón del Brigadier puede cambiar de manos, pero hay causas que parecen mantenerse firmes, como el reclamo por los fondos que Nación aún le adeuda a Santa Fe.