Con la cuenta regresiva hacia el domingo 26 de octubre, Santa Fe ingresó formalmente en modo campaña electoral para renovar 9 de las 19 bancas que la provincia tiene en la Cámara de Diputados de la Nación. La competencia no es menor: habrá 16 listas en carrera, un número que revela la fragmentación política y, al mismo tiempo, la magnitud de lo que está en juego.
El inicio de la campaña llega en un contexto atravesado por la tensión económica nacional y la incertidumbre política, factores que le otorgan a esta elección un carácter de plebiscito sobre el rumbo del gobierno de Javier Milei. A nivel provincial, la disputa también funciona como termómetro para medir el peso real del oficialismo que encabeza Maximiliano Pullaro, que puso a la vicegobernadora Gisela Scaglia al frente de la lista de Provincias Unidas y decidió involucrarse de lleno en la campaña, con el despliegue progresivo del aparato estatal como herramienta central.
El escenario, según anticipan los analistas, aparece polarizado en la previa entre el peronismo unido en Fuerza Patria, con Caren Tepp y Agustín Rossi como cabezas de lista, y La Libertad Avanza (LLA), que apuesta a mantener viva la marca libertaria de Milei con la candidatura de Agustín Pellegrini, joven de 25 años impulsado por Romina Diez. Sin embargo, la incógnita pasa por la capacidad del oficialismo santafesino de instalar a Scaglia en un lugar competitivo y por el desempeño de terceras fuerzas que podrían ser decisivas.
Entre esos actores emergentes se ubican Carlos del Frade, con el Frente Amplio por la Soberanía, que aspira a ampliar su base histórica sumando votos del socialismo y el progresismo desencantado; Gabriel Chumpitaz, ex PRO hoy devenido liberal con su espacio Compromiso Federal; y el joven evangélico Ezequiel Torres, que encabeza la lista de Nuevas Ideas y busca representar a sectores de fuerte crecimiento en el interior santafesino.
El inicio de esta campaña no solo pone en marcha un despliegue territorial de recorridas, actos y estrategias de comunicación, sino que también marca un hito institucional: por primera vez en la historia electoral argentina, se utilizará la Boleta Única de Papel (BUP) a nivel nacional, un cambio que obliga a todas las fuerzas a repensar sus tácticas y que podría impactar en la dinámica de la competencia.
Un distrito clave en la disputa nacional
El resultado de las elecciones en Santa Fe será decisivo para el nuevo mapa político del Congreso. No solo porque la provincia renueva 9 bancas, un número significativo en el reparto de fuerzas, sino porque se trata del tercer distrito electoral del país, detrás de Buenos Aires y Córdoba, con un caudal de votos que puede inclinar la balanza en un escenario de paridad legislativa.
La importancia de Santa Fe se multiplica en este contexto:
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Para el nuevo bloque politico de Provincias Unidas, lo que ocurra el 26 de octubre será la primera gran prueba política tras la reforma constitucional y un termómetro del liderazgo del gobernador de Santa Fe Maximiliano Pullaro.
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Para el peronismo unido, la posibilidad de sostener o ampliar su representación es clave para consolidarse como la principal oposición a Javier Milei en el Congreso, articulando con otros bloques nacionales.
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Para La Libertad Avanza, en cambio, está en juego su capacidad de retener el voto libertario de 2023 en un contexto económico adverso y tras el desgaste de los primeros meses de gestión nacional.
La fragmentación de la oferta política abre, además, la posibilidad de que terceras fuerzas logren representación, algo que podría alterar los equilibrios internos y potenciar la voz de sectores como el progresismo de Carlos del Frade, los liberales de Gabriel Chumpitaz o los evangélicos de Ezequiel Torres.
En suma, Santa Fe no solo vota diputados: vota influencia en la agenda nacional, define si Milei conserva oxígeno en el Congreso, si Pullaro logra nacionalizar su armado o si el peronismo santafesino ratifica su unidad como estrategia competitiva.
Cómo votarán los santafesinos en las elecciones nacionales de octubre
Lo que está en juego
Los 9 escaños en disputa son decisivos no solo para el futuro de cada fuerza política provincial, sino también para el equilibrio del Congreso en los próximos dos años. La clave estará en la capacidad de cada espacio para movilizar electores en un clima de apatía creciente, ya que en elecciones recientes el ausentismo rondó el 50%.
Lo que se viene será una campaña corta, intensa y de alto voltaje político, donde el voto santafesino puede convertirse en uno de los grandes protagonistas del tablero nacional.