El inicio de la campaña rumbo a las legislativas del 26 de octubre encontró a Provincias Unidas con una certeza: el principal activo del espacio no está en la figura de su primera candidata, Gisela Scaglia, ni en el arrastre de la gestión provincial de Maximiliano Pullaro, cada vez más desgastada y bajo sospechas opositoras, sino en la fuerte presencia de sus senadores departamentales, quienes serán decisivos para traccionar votos en cada rincón del territorio.
Los sondeos de opinión muestran que Scaglia no logra mover el amperímetro electoral. Ni su carisma ni su historia política alcanzan para instalarla entre el electorado santafesino. Por eso, el oficialismo provincial recurre a un esquema clásico: apoyarse en los jefes territoriales que construyeron victorias sólidas en sus departamentos y que mantienen estructuras locales con alta capacidad de movilización.
A los triunfos de hace dos años se suman los resultados en la elección de convencionales de abril, donde Felipe Michlig en San Cristóbal, Paco Garibaldi en La Capital, Rodrigo Borla en San Justo y Lisandro Enrico en General López (territorio que hoy lidera Leticia Di Gregorio) consolidaron su peso político. A ellos se suman figuras regionales como Esteban Motta en San Martín, Pablo Verdecchia en Belgrano, Germán Baumgartner en Garay y Leonardo Diana en San Jerónimo. El mapa se completa con la alianza estratégica con Ciro Seisas en Rosario y todo el armado de CREO, bajo el liderazgo del intendente Pablo Javkin.
La clave de esta campaña está en la capacidad de esos dirigentes de transformar su respaldo local en votos para la boleta nacional, en un escenario adverso donde la oposición detecta grietas en el oficialismo y denuncia posibles hechos de corrupción en áreas sensibles del gobierno provincial. En ese marco, la estrategia es clara: el futuro de Provincias Unidas en Santa Fe depende menos de la proyección de Scaglia y más de la maquinaria política que aportan los senadores.
El lanzamiento con Pullaro y Schiaretti
La capital santafesina fue sede del primer acto fuerte de Provincias Unidas en la provincia. En el Dique II del Puerto, se mostraron en un mismo escenario Gisela Scaglia, Pablo Farías, Maximiliano Pullaro y Juan Schiaretti, además de ministros, legisladores y dirigentes de todo el espacio. El mensaje central buscó nacionalizar la campaña: instalar la idea de que el nuevo frente de gobernadores puede convertirse en una alternativa de gestión con equilibrio fiscal sin ajuste brutal y con respaldo a la producción.
Pullaro intentó capitalizar la presentación con un discurso de federalismo y autonomía respecto de la política nacional, mientras que Schiaretti sumó efusividad y críticas directas al gobierno de Milei. Sin embargo, puertas adentro, la dirigencia provincial reconoció que el acto fue más un gesto de unidad y despliegue territorial que un impulso real a la figura de Scaglia.
«Provincias Unidas viene desde el corazón productivo del país a decir que hay un solo camino para que Argentina salga adelante, el del esfuerzo y el trabajo. Nosotros venimos de ahí, esa es nuestra idiosincrasia”, dijo la vicegobernadora Gisela Scaglia oradora principal del evento, quien agregó “Acepté este desafío porque creo que el futuro de Argentina está en estos gobernadores, que lograron equilibrio fiscal y arriesgaron capital político para hacer transformaciones”, confesó la titular del Senado provincial, al tiempo que agregó que “somos los que entendimos que Argentina no se construye con trompadas, burlas y destrato. Intentamos apoyar al gobierno nacional en muchas oportunidades, con sensatez en las propuestas. No queremos que a la Argentina le vaya mal”.
Scaglia, el talón de Aquiles
Los relevamientos coinciden: Scaglia no mueve el amperimetro mas alla de las estructuras internas ni genera empatía suficiente con el electorado. Su perfil técnico y su origen en el PRO no alcanzan para motorizar la campaña. Por eso, cada acto, cada recorrida y cada presencia pública es cuidadosamente acompañada por figuras de mayor peso político, intentando que la boleta se sostenga en la fortaleza territorial antes que en el arrastre individual.
A este panorama se suma la situación del propio Pullaro. Tras la reforma constitucional y algunos casos donde opositores sospechan irregularidades en el manejo de fondos provinciales, la gestión provincial comienza a mostrar fisuras. La austeridad que exhibió la Convención contrasta con pagos polémicos en áreas sensibles como Educación, lo que alimenta críticas y deja al gobernador expuesto en plena campaña.
Un desafío cuesta arriba
Con el peronismo santafesino unificado y La Libertad Avanza intentando capitalizar el voto opositor con figuras nuevas, la elección del 26 de octubre aparece como una cuesta arriba para el oficialismo provincial. El éxito o fracaso de Provincias Unidas dependerá de la capacidad de sus senadores e intendentes aliados de aportar músculo territorial y sostener la boleta nacional, más allá de las limitaciones de su primera candidata.