Entender cómo se distribuye el voto en Santa Fe implica comprender la anatomía política de una provincia que combina realidades económicas, sociales y electorales profundamente disímiles. Si en la Argentina la Provincia de Buenos Aires define el pulso electoral nacional, en Santa Fe, Rosario cumple un rol equivalente: concentra casi el 40% del padrón electoral y se transforma, inevitablemente, en el epicentro de cualquier estrategia de campaña seria. La ciudad de Santa Fe, capital política pero con menor peso poblacional, aporta cerca del 15% del electorado, mientras que el resto del territorio provincial —que abarca decenas de localidades medianas y pequeñas— completa la mitad restante del padrón.
Esta estructura determina, en gran medida, la lógica de construcción política en la provincia: quien desconoce o subestima el peso de Rosario, simplemente no conoce la política santafesina, o bien, como se suele decir en los cafés de la militancia, “es porque no le va bien en Rosario”.
Rosario, el corazón político y el laboratorio del voto
En Rosario, la candidata de Fuerza Patria, Caren Tepp, emerge como la figura más competitiva según las encuestas reales que circulan entre los equipos de campaña. Su crecimiento sostenido, que algunos describen como la antesala de un resultado histórico, no puede leerse de manera aislada: el antecedente inmediato de Juan Monteverde, su compañero político y actual referente del peronismo local, es determinante.
Monteverde logró una victoria resonante en la elección municipal, imponiéndose frente a las dos grandes estructuras tradicionales y al oficialismo local. Esa experiencia consolidó un entramado militante, territorial y comunicacional que hoy potencia la proyección provincial de Fuerza Patria en Rosario.
En términos simbólicos y prácticos, el fenómeno Tepp-Monteverde marca el regreso del peronismo rosarino a una posición de fuerza, luego de años de dispersión y derrotas fragmentadas. La lectura generalizada entre analistas es que Rosario definirá buena parte de la elección provincial, tanto por volumen de votos como por impacto político.
Santa Fe capital: paridad, desorden y ausencia de liderazgo local
El panorama en la ciudad de Santa Fe es bastante más confuso. Las encuestas son dispares y los apoyos políticos difusos, lo que anticipa una elección pareja, con diferencias exiguas.
Un dato clave que explica esa paridad es que ninguna de las principales listas está encabezada por dirigentes oriundos de la capital provincial, lo que genera un clima de cierta desafección o distancia entre el electorado y las propuestas en competencia.
Como sintetizó un dirigente santafesino, con algo de resignación:
“No es lo mismo votar en una elección local que en una nacional.”
Esa frase refleja una percepción extendida: la capital provincial se comporta electoralmente de manera menos previsible cuando la discusión trasciende su propia agenda local.
El sur provincial: Venado Tuerto y un voto consolidado
Si se baja hacia el sur provincial, Venado Tuerto aparece como otro punto de interés. En esa región, la candidata de Provincias Unidas podría obtener una ventaja significativa gracias al trabajo sostenido de sus dirigentes locales, que vienen construyendo presencia electoral desde hace varios años.
El apoyo territorial y la fidelidad de la estructura militante podrían permitirle una diferencia importante frente al resto de las fuerzas, en un contexto donde la cercanía y el conocimiento personal de los candidatos pesan tanto como las marcas partidarias.
Rafaela: una fractura en el oficialismo radical
El caso de Rafaela es paradigmático de los movimientos internos del radicalismo santafesino. Allí, el intendente Leo Viotti, referente del espacio, viene de obtener una performance históricamente baja, logrando apenas un concejal en las últimas elecciones locales.
Nunca antes en la historia reciente de la ciudad el oficialismo había tenido una performance tan débil, lo que abrió un espacio que el peronismo supo aprovechar con Valeria Solterman, actual concejala que renovó su banca.
Sin embargo, Solterman no hizo campaña activa por Fuerza Patria, lo que sugiere que el voto peronista en Rafaela podría dividirse o atomizarse, debilitando una posible transferencia directa hacia el proyecto provincial que lidera Tepp.
Ahora también es bueno remarcar que el Senador Departamental Alcides Calvo y el ex intendente Luis Castellano, dos hombres muy cercanos a Omar Perotti, quienes lideraron Rafaela durante muchos años, han expresado su apoyo público al Fuerza Patria.
Reconquista: tensiones, traiciones y ruido interno
En el norte, Reconquista ofrece uno de los episodios más singulares del mapa político santafesino. El intendente peronista Amadeo Vallejos sorprendió al pedir públicamente el voto por Gisela Scaglia, una dirigente identificada con otro espacio.
Esa decisión, lejos de fortalecer su posición, provocó una reacción adversa dentro del peronismo local. Militantes y sectores de base se movilizaron para marcarle la cancha al intendente, acusándolo de traición.
El conflicto derivó incluso en tensiones dentro de su propio gabinete, y el dato político más relevante es que el peronismo ganó las elecciones al Concejo Municipal con un candidato que no provenía del riñón de Vallejos.
El mensaje fue claro: la conducción local está cuestionada, y el voto podría transformarse en una forma de disciplinamiento interno.
Villa Gobernador Gálvez: crisis industrial y voto de resistencia
Por último, Villa Gobernador Gálvez se consolida como otra ciudad clave a observar. La crisis industrial, el desempleo creciente y el deterioro social marcan el pulso cotidiano de una comunidad históricamente obrera.
En ese contexto, el peronismo aparece nuevamente como favorito, canalizando el descontento social y la identidad de resistencia de los sectores populares.
La previsión de una elección holgada para ese espacio se sustenta tanto en el vínculo territorial como en la percepción de que las fuerzas opositoras no lograron conectar con las preocupaciones reales de la gente.
Una provincia con múltiples centros de poder
El mapa político santafesino vuelve a mostrar su complejidad: Rosario domina el volumen y la narrativa electoral, pero cada región tiene una lógica propia.
El voto en Santa Fe ya no se explica solo por la identificación partidaria, sino por la gestión, la cercanía, la identidad local y la lectura emocional del electorado.
Las regiones este año, más que nunca, revelarán la capacidad de cada espacio político para interpretar esas microrealidades y construir un discurso que conecte con una provincia que, como pocas, expresa en su diversidad los contrastes del país entero.



