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HOY:  viernes 28 de noviembre del 2025

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¡Histórico! Se unieron todos los gremios de Rosario y la CGT vuelve con fuerza total

Más de diez años después, la central obrera quedó bajo una conducción unificada y lanzó un mensaje durísimo contra las reformas laborales. Vivas: “Si buscan conflicto, va a haber conflicto”. El mensaje fue directo: defender derechos, resistir reformas regresivas y recuperar volumen político en un momento crítico para el trabajo.

Rosario vivió este jueves un hecho que trasciende lo estrictamente gremial y que vuelve a ubicar al movimiento obrero local en el centro de la escena política: por primera vez en más de diez años, la CGT Rosario consiguió unificarse bajo una conducción común, en un contexto nacional de reformas laborales en discusión, caída del salario real e incertidumbre sobre el futuro del empleo formal. Ese reordenamiento, largamente postergado, cristalizó en el acto del Sindicato de la Carne donde Miguel Vivas asumió como nuevo secretario general de una central obrera ampliada, con el respaldo de una heterogeneidad gremial pocas veces vista en la ciudad.

La postal sintetiza algo más profundo que un cambio de autoridades: la unidad de un amplio espectro de gremios que históricamente caminaron por carriles separados, y que ahora deciden nuclearse detrás de una CGT que busca recuperar volumen político, capacidad de negociación y presencia territorial. La decisión se da en un momento donde —según coincidieron los propios oradores— la agenda nacional propone reformas que modifican el corazón mismo de las relaciones laborales, y donde Rosario, con su heterogénea matriz productiva, anticipa impactos sensibles.

El salón colmado en Avenida Fausta 5337 no solo mostró a los “gremios tradicionales” —como La Bancaria, Luz y Fuerza, Comercio, UOM, Municipales, SPT, Judiciales, Sadop, Transportistas, Alimentación, Correo—, sino también a sindicatos estatales y de servicios que, durante años, se mantuvieron en estructuras paralelas o directamente distantes. Algo se quebró, o mejor dicho, algo volvió a soldarse después de años de fragmentación, diferencias internas y liderazgos que no lograban encontrar un punto de convergencia.

La escena, en ese sentido, fue más política que formal: la CGT Rosario tiene conducción, tiene consenso y vuelve a tener una voz unificada. Y en la lectura de sus propios dirigentes, la coyuntura exigía eso.

Un discurso sin ambigüedades: el diagnóstico de un “momento crítico”

Miguel Vivas, dirigente de la Alimentación y nuevo secretario general, no dejó lugar a matices en su primer mensaje:
“Tenemos un gobierno que lo único que le interesa es destruir los sindicatos, las relaciones laborales y los convenios colectivos. Nos pisan la paritaria todos los meses.”

El flamante titular de la CGT Rosario habló de sueldos que no llegan al día 20, de un salario real “de pobreza”, y de una estrategia nacional que —según definió— “quiere responsabilizar a los trabajadores por la inflación”, mientras impulsa una reforma laboral que, advirtió, “solo genera más informalidad”.

En su análisis, Vivas apuntó contra la idea de que flexibilizar “crea empleo”: “Cuando cambiaron las leyes, creció el trabajo informal. Destruyen industria y precarizan. No hay magia ahí.”

El tono del discurso, aunque crítico, priorizó la idea de construcción política: encuentros con empresarios, referentes sociales, autoridades provinciales y nacionales, y la necesidad de que Rosario vuelva a tener una central obrera con peso real. Pero también dejó un mensaje directo: “Si no obtenemos respuestas y quieren quilombo, va a haber quilombo.”

No fue una amenaza, sino —según interpretaron dirigentes presentes— la expresión de un clima creciente en muchas ramas laborales donde la pérdida de poder adquisitivo es diaria.

El valor político de la unidad: “Un hecho histórico”

Quien mejor sintetizó el carácter del momento fue José Fantini, secretario general del Sindicato de la Carne y anfitrión del acto:
“Hoy se ha logrado algo muy importante, un hecho histórico. Algunos no pensaban que íbamos a poder, otros no querían. La única manera era con unidad.”

El propio Fantini reconoció que la fragmentación de la última década les restó fuerza en discusiones clave: convenios, paritarias regionales, reclamos ante el sector privado y articulación con municipios y provincia.

Que ese mapa se reorganice bajo una CGT unificada introduce un actor político renovado en Rosario: más gremios, más representación y más capacidad para negociar —o confrontar— según sea necesario.

El respaldo político y la lectura sobre la reforma laboral

Uno de los apoyos más explícitos llegó desde el peronismo santafesino agrupado en Primero La Patria, que celebró la normalización de la CGT Rosario y la definió como “un instrumento indispensable en un momento bisagra”.

En un comunicado, el espacio denunció que la reforma laboral y tributaria que se discutirá en el Congreso tendrá efectos económicos, sociales y familiares profundos, y alertó sobre puntos sensibles: extensión del horario laboral hasta 12 horas, indemnizaciones en cuotas, acuerdos por empresa, aumentos por productividad como regla, y revisión integral de los convenios colectivos.

Según ese análisis, lejos de modernizar o mejorar el empleo, estas modificaciones consolidarían la informalidad y debilitarían derechos adquiridos por décadas de lucha sindical.

Una CGT con nueva musculatura: presencia territorial y una agenda inmediata

La nueva etapa de la CGT Rosario se plantea con tres prioridades centrales:

  1. Construir representación real: llegar a trabajadores formales, informales, precarizados, cooperativistas y estatales.

  2. Intervenir en el debate nacional: posicionarse en la discusión de convenios, salarios, reforma laboral y políticas industriales.

  3. Volver al territorio: presencia en conflictos sectoriales, acompañamiento gremial y articulación con organizaciones sociales y políticas.

La frase que dominó el acto sintetiza esta hoja de ruta: “La unidad es la única forma de que no nos atropellen.”

No se trata solo de reorganizar la estructura interna: se trata de darle sentido político y volumen social a una CGT que vuelva a incidir donde haya un trabajador, haya un conflicto o haya un derecho en riesgo.

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