En una jornada maratónica, tensa y cargada de señales políticas hacia 2027, el Concejo Municipal de Rosario aprobó este jueves la ordenanza que declara la Autonomía Municipal, una iniciativa largamente buscada por el intendente Pablo Javkin y que este medio había anticipado que se aceleraría antes del 10 de diciembre, fecha en la que el oficialismo perderá la comodidad numérica que hoy le permite avanzar con reformas sin tejer alianzas complejas. El clima fue la antesala de lo que vendrá: un Ejecutivo atrincherado defendiendo su proyecto, un Ciudad Futura en modo oposición frontal, un peronismo dividido y La Libertad Avanza utilizando cada intervención para desnudar los conflictos de la gestión municipal.
El resultado final fue histórico. Rosario es, desde ahora, la primera ciudad de Santa Fe en asumir plenamente el estatus de autonomía municipal, una figura habilitada por la reforma constitucional provincial aprobada este año y que, en los hechos, reorganiza la relación de la ciudad con la Provincia y con la Nación. Aunque la votación fue unánime en general, artículo por artículo dejó al descubierto tensiones, abstenciones y rechazos que marcaron el pulso de una discusión que no fue meramente jurídica sino profundamente política.
La foto del recinto, con 28 concejales aplaudiendo tras casi cuatro horas de debate áspero, condensa una paradoja: todos coincidieron en declarar la autonomía, pero no en cómo ejercerla. Y allí se ubicó el núcleo del conflicto.
Un avance institucional que Javkin necesitaba antes del recambio
La estrategia del Ejecutivo fue evidente: sacar la ordenanza antes del 10 de diciembre, cuando el Palacio Vasallo tendrá una composición más fragmentada y con presencia mayor de fuerzas que hoy se posicionan abiertamente en oposición al intendente. Javkin entendió que la autonomía no podía depender de una futura mesa de negociación incierta, y que debía quedar sancionada con la actual mayoría del interbloque Unidos.
Por eso, el texto viajó una y otra vez entre el Palacio de los Leones y el Concejo. Las modificaciones de último momento —enviadas apenas diez minutos antes del inicio efectivo de la sesión— lograron destrabar apoyos generales, pero no evitaron que la discusión se convirtiera en un campo de batalla discursivo.
Las intervenciones estuvieron atravesadas por algo más profundo que la letra fina de la ordenanza: se jugaba la arquitectura institucional del futuro, el margen de maniobra del próximo intendente y el tablero político que se configurará rumbo a 2027.
Qué cambia desde hoy: más poder administrativo para el municipio y un proceso constituyente hacia 2027
La ordenanza aprobada tiene tres ejes centrales:
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Declaración de autonomía: reconoce a Rosario como ciudad autónoma en las dimensiones institucional, política, administrativa, económica y financiera.
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Ejercicio inmediato de competencias: autoriza al municipio a avanzar sin aval provincial en materias como endeudamiento, arbolado, antenas, procedimientos administrativos, expropiaciones, autos retenidos y régimen de compras.
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Convocatoria a una Convención Estatuyente en 2027, que redactará la primera Carta Orgánica local, una suerte de miniconstitución que definirá la forma de gobierno, órganos de control, mecanismos de participación y hasta figuras institucionales nuevas como la viceintendencia.
Este último punto abre una disputa política inédita: 28 convencionales serán elegidos el mismo día que el próximo intendente, es decir, la redacción de la futura Carta Orgánica estará cruzada directamente por la competencia electoral 2027.
La tensión política en el recinto: autonomía sí, pero no a cualquier precio
El debate más fuerte estuvo en la parte resolutiva, donde el municipio se adjudica facultades inmediatas. Allí, Ciudad Futura se plantó con dureza, votó en contra del capítulo completo y acusó al Ejecutivo de “expropiar al pueblo una decisión que le corresponde por Constitución”, según expresó Caren Tepp. Para la bancada, Javkin legisló sobre materias que aún no fueron delegadas por Provincia o Nación, lo que consideran un exceso de poder municipal.
El peronismo, por su parte, mostró posturas heterogéneas: algunos artículos los acompañó, otros los rechazó y otros merecieron abstención. Norma López, Mariano Romero y Fernanda Gigliani cuestionaron artículos que, según argumentaron, avanzan sobre derechos laborales o incorporan decisiones que “no corresponden a esta herramienta institucional”.
En paralelo, desde el justicialismo surgieron críticas a lo que llamaron “visión tecnocrática” del Ejecutivo, acusándolo de priorizar eficiencia y control financiero por sobre el empoderamiento ciudadano.
La defensa oficialista: autonomía como bandera política
La presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck, bajó al recinto para responder, con la vehemencia que la caracteriza. Acusó a la oposición de confundir autonomía con delegación provincial y sostuvo que la ciudad es autónoma “desde que la Constitución lo dice”. Rechazó los cuestionamientos jurídicos y defendió el derecho del Ejecutivo a sugerir un temario para la futura Convención Estatuyente.
Su intervención fue un mensaje claro: el oficialismo entiende la autonomía como un triunfo político propio, no como un consenso técnico.

El trasfondo sindical: debate caliente por el empleo municipal
Uno de los puntos más sensibles —y que generó chisporroteo con sectores del peronismo— fue el artículo 68, que habilita al municipio a intimar a los agentes mayores de 70 años a jubilarse. La medida impacta directamente en la conducción del Sindicato Municipal, encabezado por Antonio Ratner.
A esto se suma la formalización de la paritaria municipal y el principio de libertad sindical, que habilita la participación de otros gremios si alcanzan el 10% de afiliación. Es un reordenamiento profundo del mapa gremial local, que explica parte del ruido político.
Lo que viene: la batalla grande es en 2027
La votación de este jueves fue solo la primera estación de un proceso que recién comienza. El verdadero campo de disputa será en 2027, cuando se elijan los 28 estatuyentes y se redacte la primera Carta Orgánica de Rosario.
Allí se definirá: Forma de gobierno. Elección de concejales por distritos. Mecanismos de participación. Ética pública y ficha limpia. Órganos de control. Integración metropolitana. Suelo urbano.
Será, en los hechos, la discusión más importante de las últimas décadas.
La sesión dejó claro que el consenso de hoy no garantiza paz futura. El aplauso final fue histórico, pero debajo de ese gesto quedó latente la disputa de fondo: cómo se escribirá el nuevo pacto institucional de Rosario y quién tendrá predominio político en esa mesa.
Javkin logró lo que buscaba: la autonomía declarada antes del recambio. El escenario que se abre ahora será mucho más áspero.



