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HOY:  sábado 08 de noviembre del 2025

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Del pragmatismo a la confusión: El laberinto político del intendente de Funes

En un mismo año militó por el peronismo, fue candidato por fuera del PJ y terminó apoyando al oficialismo provincial. El resultado: derrota en su ciudad y desconfianza política en todos los frentes.

El 2025 político de Rolvider “Roly” Santacroce, intendente de Funes, podría resumirse como un experimento de supervivencia. En menos de un año, el jefe comunal decidió recorrer los tres grandes espacios de la política santafesina: primero apoyó a un candidato peronista desde su gestión local, luego compitió como convencional en un frente por fuera del PJ y finalmente se alineó con el oficialismo provincial encabezado por Maximiliano Pullaro.

El resultado fue el opuesto al esperado: su ciudad se pintó de violeta libertario, Provincias Unidas quedó tercera y su liderazgo político entró en una zona de incertidumbre. En Funes, el domingo de elecciones nacionales, Gisela Scaglia —la candidata que Santacroce apoyó abiertamente— quedó muy lejos del primer lugar, mientras La Libertad Avanza arrasó duplicando su caudal electoral.

Del PJ al “Activemos”: el salto al vacío

El año comenzó con Santacroce jugando dentro del peronismo provincial, respaldando a Martín Papini, su secretario de Gobierno, quien fue candidato con el sello Más para Santa Fe, espacio que respondía al justicialismo tradicional. Pero casi en paralelo, el intendente decidió romper filas y lanzarse como candidato a convencional constituyente por el departamento Rosario, dentro de la lista “Activemos”, acompañando al senador nacional Marcelo Lewandowski.

Esa jugada —por fuera del PJ formal— fue el primer signo de su distanciamiento con la estructura peronista. Sin embargo, la apuesta fracasó: Santacroce no solo perdió, sino que quedó muy por detrás del libertario Juan Pedro Aleart, quien se impuso con amplitud en la elección constituyente.

La derrota fue dura y lo dejó en una posición incómoda. Pero lejos de replegarse, Roly decidió un tercer movimiento político que terminaría por sellar su año más errático.

El acercamiento a Pullaro y el apoyo a Scaglia

En la recta final hacia las elecciones nacionales, Santacroce se convirtió en aliado político del oficialismo provincial, formalizando su apoyo a la lista de Provincias Unidas encabezada por la vicegobernadora Gisela Scaglia. Lo hizo públicamente, en una cena con empresarios y con la propia Scaglia a su lado, en la que anunció:

“Estoy convencido de que ella nos va a representar de la mejor forma posible. Si algún día no lo hace, seré el primero en decirlo. Gisela Scaglia tiene que ganar las elecciones”.

En ese mismo discurso, Santacroce sorprendió al renegar abiertamente del peronismo, su espacio de origen, al que acusó de “vivir del asistencialismo” y de “generar pobres para perpetuarse en el poder”. También cuestionó al presidente Javier Milei, calificándolo como “una persona que solo genera violencia política”, y pidió “sentido común” para los dirigentes del país.

El mensaje buscó mostrarlo como un intendente pragmático y gestor, dispuesto a alinearse con quien garantizara recursos y gobernabilidad para Funes. Sin embargo, el resultado electoral desmintió su apuesta: Provincias Unidas terminó tercera en su ciudad con apenas el 15,6% de los votos, mientras La Libertad Avanza superó el 50%.

Críticas internas y desconfianza externa

La decisión de Roly de apoyar al oficialismo provincial fue leída dentro del peronismo como una traición política y fuera de él como un movimiento oportunista. Entre sus propios votantes, el viraje generó malestar y desconcierto: el intendente que en 2023 había sido electo con un discurso peronista y municipalista terminó abrazando la candidatura de la vicegobernadora PRO/radical.

Incluso en la esfera del Gobierno provincial, su apoyo no movió el amperímetro. En Funes, como en Reconquista, Villa Constitución y Las Parejas —todas gobernadas por intendentes peronistas que se habían acercado a Pullaro—, el oficialismo no logró capitalizar los acuerdos locales. El intento de construir un “peronismo pullarista” quedó en evidencia como una estrategia de gobernabilidad municipal, pero sin arrastre electoral real.

Un futuro político en duda

Hoy, el futuro de Rolvider Santacroce es una incógnita política. Los analistas lo ubican en una zona gris: lejos del PJ, sin pertenencia orgánica en el oficialismo provincial y con una base electoral erosionada por los cambios de rumbo.

En los pasillos de la política santafesina, algunos lo comparan con “la caja de Pandora”: impredecible, cargado de promesas y riesgos, capaz de abrir conflictos donde nadie los espera.

Su desafío será reconstruir credibilidad en una ciudad donde el electorado castigó su zigzag partidario y donde el voto libertario se consolidó como nueva mayoría. En un contexto de recesión, crisis industrial y pérdida de poder territorial, la estrategia de “alinearse con todos” parece haber tocado su límite.

El intendente sin partido

En menos de doce meses, Roly Santacroce transitó por tres sellos políticos distintos, buscó tres alianzas estratégicas y no le fue como esperaba. El pragmatismo, que en otros momentos fue su marca de supervivencia, esta vez le jugó en contra.

Su figura representa una postal de la crisis de representación que atraviesa buena parte de la dirigencia santafesina: intentos de adaptación que terminan diluyendo las identidades políticas, en un escenario dominado por el enojo social y el voto disruptivo.

En Funes, la derrota de Scaglia dejó una señal clara: la gente distingue entre gestión y oportunismo. El intendente, acostumbrado a moverse con habilidad entre gobiernos de distinto signo, deberá ahora decidir si sigue buscando atajos o empieza a construir convicciones.

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