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«El oficialismo santafesino se miró al espejo y no le gustó lo que vio»

La reunión post electoral dejó más preguntas que certezas. Pese al discurso de unidad, los socios menores marcaron diferencias con la conducción y criticaron la estrategia comunicacional y el desgaste de la gestión. El cachetazo electoral sigue haciendo ruido en la Casa Gris.

El frente oficialista santafesino se reunió para evaluar los resultados de las elecciones nacionales. Aunque el comunicado oficial habló de “unidad y proyección”, el encuentro estuvo marcado por el malestar, las diferencias y los cuestionamientos hacia la conducción de la campaña.

El frente Unidos para Cambiar Santa Fe intentó este miércoles mostrar una imagen de cohesión tras la derrota electoral del 26 de octubre, pero puertas adentro la realidad fue otra. La reunión, realizada en la sede de la Unión Cívica Radical, fue más un espacio de catarsis que de festejo. Pese al tono institucional del comunicado que destacó la obtención de “dos bancas en el Congreso”, la lectura política entre los dirigentes fue diferente: no se ganaron dos, se perdieron cuatro, y el clima lo dejó en evidencia.

Del balance al reproche

Según trascendió, participaron dirigentes de todos los partidos socios —UCR, PRO, Socialismo, CREO, GEN, UNIR, UNO, PDP y Encuentro Republicano Federal—, encabezados por el gobernador Maximiliano Pullaro, la vicegobernadora Gisela Scaglia, y la presidenta de Diputados Clara García. El encuentro se abrió con un repaso de los números electorales y derivó en un debate interno que dejó expuestas las tensiones acumuladas.

“Fue una reunión con caras largas y reproches cruzados”, confió a Política de Santa Fe un dirigente presente en el cónclave. Aunque públicamente se habló de “fortalecer la gestión”, en los pasillos de la sede radical se discutió el desgaste del gobierno provincial y la pérdida de sintonía con el electorado.

Uno de los puntos mencionados por uno de nuestros interlocutores, aunque no confirmado si se discutio en la mesa, fue el estilo de conducción del gobernador, particularmente las reacciones públicas que tuvo en las semanas previas a las elecciones. La discusión con una periodista/docente del norte provincial y la entrevista en Rosario donde Pullaro tuvo una actitud prepotente con un cronista fueron señaladas como episodios que “le restaron imagen” en un contexto donde la gestión ya mostraba síntomas de agotamiento.

El papel de la comunicación

Otro eje de cuestionamiento que hacen en off fue la estrategia comunicacional. Dirigentes de los partidos socios, especialmente aquellos que no tuvieron protagonismo en la campaña, coincidieron en que la comunicación electoral fue un error repetido. Según describen, la inversión en publicidad fue “exorbitante”, especialmente si se considera la crisis económica y los aumentos tarifarios que golpean a la población. “Hubo una desconexión total entre el mensaje de campaña y la realidad que vive la gente”, señaló otro referente del frente.

El malestar crece porque esa misma crítica ya había sido planteada durante la gestión, y ahora, después de los resultados, se vuelve una urgencia política. “La comunicación es el reflejo de lo que no se escucha”, resumió un dirigente de peso, apuntando a los equipos que acompañan al gobernador desde el primer día.

“Fusibles” que no se cambian

Según pudo reconstruir este medio, un grupo de referentes del frente le acercó a Pullaro una lista de nombres que, consideran, deberían dejar sus cargos para oxigenar la gestión y encarar el segundo tramo del mandato. Sin embargo, la respuesta habría sido negativa: “Son personas de extrema confianza, amigos personales”, replicó el mandatario, cerrando la puerta a los cambios inmediatos.

El problema es que —advierten desde adentro— esos funcionarios ya perdieron credibilidad y concentran parte del desgaste político que afectó a Unidos. “Hay gente que no entiende que esto no fue una elección más: fue un mensaje directo a la gestión”, afirmó un legislador provincial, molesto con la falta de autocrítica.

Entre la unidad formal y la fractura real

El comunicado difundido al cierre del encuentro habló de “unidad, compromiso y respaldo al gobierno provincial”. Sin embargo, tras esa foto de concordia, los socios menores del frente se sienten desplazados y advierten que, si no hay cambios profundos, la alianza “podría entrar en crisis antes de 2026”.

Desde la UCR intentan transmitir calma, recordando que Unidos atraviesa “un proceso de consolidación” tras dos años de gobierno. Pero el diagnóstico interno es contundente: el golpe electoral fue más fuerte de lo que se admite públicamente. Las diferencias de criterio sobre la conducción, la comunicación y el manejo político se profundizaron y, aunque por ahora se busca mantener la calma institucional, el clima en la Casa Gris está lejos de ser de unidad.

Un frente en búsqueda de rumbo

El resultado del 26 de octubre no solo golpeó al oficialismo santafesino, sino que reconfiguró los liderazgos dentro de Unidos. Mientras Scaglia intenta sostener su peso político en el PRO y Pullaro resiste los pedidos de recambio, los socios del frente observan con preocupación el futuro inmediato. “La alianza tiene que redefinir su rumbo. Si se sigue negando la realidad, lo que hoy es un frente de gobierno puede transformarse en un frente de conflicto”, sentenció un referente de peso en el radicalismo.

La conclusión que sobrevuela entre los propios dirigentes es clara: el cachetazo electoral todavía duele, y aunque se intente maquillar con comunicados optimistas, las heridas políticas seguirán abiertas por un largo tiempo.

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