El Presupuesto 2026 del gobierno de Maximiliano Pullaro avanzó por la Cámara de Diputados tal como estaba previsto desde antes de iniciar el debate: sin sobresaltos, con una mayoría abrumadora y con una oposición reducida casi exclusivamente al rol discursivo. La votación en general —44 votos afirmativos contra apenas tres negativos— volvió a mostrar el peso del oficialismo en la Legislatura santafesina y dejó en evidencia una dinámica institucional que, al menos en este tramo del período, limita severamente el control político del Poder Legislativo sobre el Ejecutivo.
El tránsito sin obstáculos del proyecto no se explica por la ausencia de críticas —que las hubo y fueron contundentes— sino por la correlación de fuerzas. Unidos para Cambiar Santa Fe cuenta hoy con una mayoría que le permite aprobar sin dificultades la principal herramienta de gobierno, incluso frente a advertencias reiteradas sobre endeudamiento, ajuste y proyecciones macroeconómicas optimistas. Una situación que, según reconocen incluso legisladores oficialistas en privado, difícilmente se sostenga con la nueva composición parlamentaria que emergerá tras la aplicación plena de la reforma constitucional.
Una ley clave aprobada con lógica de trámite
El mensaje económico elaborado por el equipo de Pablo Olivares fue defendido en el recinto por la diputada radical Jimena Senn, presidenta de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, quien destacó la inversión en seguridad, educación, salud y obra pública, y sostuvo que el proyecto garantiza equilibrio fiscal, ahorro y capacidad de inversión.
El oficialismo cerró filas detrás de un razonamiento conocido: el presupuesto como hoja de ruta indispensable para la gestión. Bajo esa lógica, la mayoría de los bloques opositores optaron por acompañar en general y marcar diferencias en particular, apelando a la “responsabilidad institucional” antes que a una confrontación frontal.
La excepción volvió a ser el Frente Amplio por la Soberanía. Carlos del Frade, Claudia Balagué y Fabián Palo Oliver votaron en contra del proyecto por considerar que expresa una “matriz de resignación”, en línea con los presupuestos nacionales impulsados por Javier Milei, donde el equilibrio fiscal se convierte en un fin en sí mismo y el ajuste en el principal instrumento de gobierno.
Endeudamiento, el punto de mayor fricción
Si hubo un eje que logró unificar las críticas de casi toda la oposición fue el endeudamiento. El ex ministro de Economía Walter Agosto advirtió que, de ejecutarse todas las autorizaciones vigentes y previstas, la deuda provincial podría trepar hasta los 4.500 millones de dólares, una cifra que consideró preocupante y potencialmente incompatible con los límites establecidos por la Constitución reformada.
En el mismo sentido, Silvia Malfesi cuestionó la lógica de endeudarse bajo el argumento de que Santa Fe tiene hoy bajo nivel de deuda, y recordó que la Carta Magna fija un tope del 25% de la renta pública. Desde el oficialismo, José Corral respondió que el endeudamiento proyectado se encuentra dentro de los márgenes constitucionales y que está orientado a obras de largo plazo.
Celia Arena, presidenta del bloque perottista, sumó un componente político al debate al recordar que durante la gestión de Omar Perotti el actual oficialismo mantuvo bloqueada durante más de un año la autorización de endeudamiento vinculada a la ley de conectividad.
Un presupuesto con sello de época
El Presupuesto 2026 prevé recursos por $14,13 billones y gastos por $14,12 billones, con un equilibrio técnico financiero de $6.911 millones. El ahorro proyectado asciende a $1,75 billones y, según el Ejecutivo, permitirá financiar más del 90% de los gastos de capital.
Las variables macroeconómicas utilizadas responden a las proyecciones del Gobierno nacional: crecimiento del 5%, inflación interanual promedio del 14%, variación anual del 10,1% y un tipo de cambio de $1.423. Precisamente este punto fue uno de los más cuestionados por la oposición, que consideró excesivamente optimistas esas previsiones.
En términos de prioridades, la seguridad vuelve a ocupar el primer lugar, con una inversión de $1,66 billones —un 45% más que en 2025—. Educación contará con $2,57 billones, salud con $1,54 billones y obra pública con partidas que superan los $1,8 billones, incluyendo acueductos, redes de agua, infraestructura urbana y vial.
El presupuesto también consolida políticas emblemáticas de la gestión como el Boleto Educativo Gratuito, los comedores escolares y el programa 1.000 Aulas.
Ajuste, orden fiscal y poder concentrado
Más allá del detalle de partidas, el debate dejó al descubierto un rasgo estructural del momento político santafesino: un Poder Ejecutivo con margen pleno para imponer su agenda y un Poder Legislativo con escasa capacidad real de condicionar decisiones.
El propio Palo Oliver lo sintetizó al comparar el esquema provincial con el nacional: equilibrio fiscal como único objetivo, ajuste como principal herramienta y una inversión social que no logra compensar los desequilibrios existentes. Lucila De Ponti, en tanto, apuntó al retiro del Estado nacional como causa de fondo del endeudamiento provincial y alertó sobre el impacto del recorte del gasto corriente.
Pullaro tendrá su Presupuesto 2026, con orden fiscal, fuerte peso de la obra pública y margen para ejecutar transferencias y programas que el Ejecutivo considere prioritarios. La discusión de fondo, sin embargo, excede esta ley: es el equilibrio de poderes, el rol del Parlamento y la necesidad de un control efectivo sobre el Ejecutivo, una asignatura pendiente mientras una sola coalición concentre la totalidad de las palancas institucionales.
Ese escenario, coinciden oficialistas y opositores, podría empezar a cambiar con la nueva arquitectura política que surja de la Constitución reformada. Hasta entonces, el Presupuesto seguirá siendo una herramienta clave, pero también un reflejo del poder real que hoy se ejerce en Santa Fe.



