En medio de una de las crisis más profundas del sistema educativo santafesino, el ministro José Goity se presentó este martes ante la Comisión Bicameral de seguimiento de la emergencia para brindar explicaciones sobre el rumbo de su gestión. Acompañado de su equipo, intentó poner en números el estado crítico de la alfabetización en la provincia, pero el resultado dejó sabor a poco.
Goity apeló a cifras que calificó de alarmantes: 7 de cada 10 alumnos de tercer grado no logran niveles satisfactorios de comprensión lectora y más de la mitad de los estudiantes de secundaria fracasan en matemática. Estos números, que fueron parte del fundamento para declarar la emergencia educativa, expusieron la gravedad de la situación. Sin embargo, el abordaje oficial dejó importantes vacíos.
7 de cada 10 alumnos de tercer grado no logran niveles satisfactorios de comprensión lectora y más de la mitad de los estudiantes de secundaria fracasan en matemática
El propio presidente de la Comisión Bicameral, el senador justicialista Marcos Corach, reconoció el gesto político del ministro al presentarse ante los legisladores, algo que durante años no ocurría. Sin embargo, advirtió que «no se puede dar por válido un diagnóstico que no se sostiene con información precisa, ni justificar decisiones que afectan a la comunidad educativa sin herramientas claras de evaluación».
Corach no fue el único en expresar reparos. Otros legisladores coincidieron en que si bien el discurso fue políticamente correcto, el sustento técnico quedó a mitad de camino. Las referencias a estudios e índices no siempre estuvieron acompañadas de las fuentes correspondientes ni de una interpretación metodológica transparente, lo que impide contrastar los datos con estudios previos o nacionales.
… legisladores coincidieron en que si bien el discurso fue políticamente correcto, el sustento técnico quedó a mitad de camino…
A esto se suma la tensión por las medidas que el gobierno ha tomado desde el inicio del ciclo lectivo, como la eliminación de algunas instancias de acompañamiento pedagógico y los recortes en programas que apuntaban a mejorar la permanencia escolar. Según Goity, se busca priorizar la calidad sobre la cantidad, pero ese argumento aún no encuentra consenso en la comunidad educativa.
Tampoco fue convincente la explicación sobre cómo se aplicará el operativo de evaluación masivo previsto para fin de año, al que el ministro calificó como “la foto que necesita Santa Fe para saber dónde está parada”. Lo que sigue sin estar claro es quién va a tomar esa foto, cómo se diseñará el instrumento de medición y si se utilizarán parámetros ya homologados por Nación u organismos internacionales.
En resumen, la exposición de José Goity fue un paso institucional necesario, pero insuficiente. La preocupación por los bajos índices educativos es legítima, pero sin un diagnóstico robusto, datos públicos auditables y una estrategia con etapas verificables, el riesgo es caer en una narrativa catastrofista sin salida visible. Y en materia educativa, el tiempo perdido no se recupera.