En dialogo para el programa de streaming Democráticamente, en el canal rosarino Agofa TV, el intendente de Las Rosas y convencional constituyente por el departamento Belgrano, Javier Meyer, expuso con crudeza su visión sobre la reforma constitucional, el funcionamiento del sistema político santafesino y el rol de los municipios. En una entrevista sin rodeos, cargada de definiciones políticas, Meyer no esquivó temas espinosos: denunció la complicidad de la justicia con el sindicalismo, criticó el uso discrecional de fondos provinciales y cuestionó duramente el proceso reformista encabezado por Pullaro.
Con su estilo frontal, Meyer se ubicó en las antípodas de lo que considera «la casta provincial». Reivindicó su gestión municipal con reducción drástica del personal y disciplina fiscal. También apuntó contra la estructura política actual: «el sistema está fundido y nadie se anima a decirlo como es».
—Has tenido muchas acciones que no se ven en lo habitual. Hoy esas acciones y declaraciones dan sus frutos en lo electoral.
Meyer: Hay un cansancio importante en la gente hacia la política. Lo ves en los niveles de votación, que están en el 50-55%. La gente asocia «dialogar», «consensuar» o «proyectar» con no hacer nada. Lo viví como trabajador y empresario. Si querés cambiar algo, tenés que hacer lo correcto, aunque implique enfrentarte a todo lo que está mal.
—Desde el gobierno nacional te nombran como un ejemplo del discurso anti-casta.
Meyer: Yo evito las generalidades. No es «todos los políticos son ladrones», pero hay muchos chorros en la política. Se multiplicaron los sindicatos, los funcionarios, los planes sociales. Cada vez hay más gente que no produce y vive del que trabaja. Así no se llega a nada.
—¿Cuántos empleados municipales tenías al comenzar tu gestión y cuántos tenés ahora?
Meyer: Cuando empecé en 2015 había 240 empleados en planta. Hoy hay 104. No se trata de echar gente, sino de optimizar. El Estado no puede pagar sueldos a quienes no trabajan. Eso es robarle al contribuyente.
—Tuviste paros duros, incluso con la municipalidad sitiada. ¿Cómo sobreviviste políticamente?
Meyer: Me enfrenté a mafias instaladas en el Estado. Sindicalistas, funcionarios, políticos que se disfrazan de representantes del pueblo y te roban en la cara. Y la justicia y los senadores los avalan. Es un sistema corrupto.
—¿Cómo ves la reforma constitucional?
Meyer: Es una reforma hecha a medida del poder, con un solo objetivo: la reelección del gobernador. El contenido está armado con intereses sectoriales. Hasta quieren meter el reconocimiento constitucional de colegios profesionales. Es un delirio.
—¿Entonces el objetivo real es la reelección de Pullaro?
Meyer: No tengo dudas. No podés reformar la Constitución para beneficiarte vos mismo. Eso es una aberración institucional.
—¿Y qué opinás de la reelección en general?
Meyer: No estoy en contra en sí. Pero hay que poner límites. El problema es que nadie quiere meterse en política. Si hay buena gestión, podés reelegir, pero tiene que haber reglas claras.
—¿Y sobre la autonomía municipal?
Meyer: Hay municipios que no están preparados. Se habla de autonomía financiera, económica, de carta orgánica, pero ¿estamos listos para que cada ciudad legisle lo que quiera? La provincia ya nos delega todo sin recursos. Así no se puede.
—¿Recibís fondos de la provincia o sentís discriminación?
Meyer: Este año no llegó nada. Ni obras menores. En cambio, en Armstrong, donde gobierna el senador del departamento, llueven los fondos. Pero yo tengo la municipalidad ordenada: sueldos al día, todo pago, y una reserva de casi 2.700 millones. Quiero lo que corresponde, ni más ni menos.