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HOY:  viernes 07 de noviembre del 2025

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La otra herida del Gobierno: Rafaela se hunde en la violencia mientras crece el malestar social

La muerte de un vecino inocente reabrió críticas hacia el Gobierno provincial por la falta de control territorial. Denuncian que se prioriza el relato antes que la seguridad y que las bandas operan sin freno.

La muerte de un vecino inocente expone la crisis de violencia que crece sin control en el corazón productivo de Santa Fe.

Rafaela, la ciudad que durante décadas fue ejemplo de trabajo, convivencia y desarrollo, atraviesa una crisis profunda. Ya no se trata solo de una percepción de inseguridad: la muerte de Iván Ávila, un vecino de 45 años que quedó en medio de una balacera en el barrio 2 de Abril, confirmó lo que muchos temían —la violencia urbana se instaló en las calles y avanza sin freno.

La noticia de su fallecimiento en el Hospital Cullen de Santa Fe, tras luchar dos días por su vida, conmocionó a toda la comunidad. Ávila no tenía vínculos con los grupos en disputa, ni antecedentes, ni enemigos. Estaba en la vereda de su casa cuando una ráfaga de disparos entre delincuentes lo alcanzó en la cabeza. Su muerte se convirtió en el símbolo de una ciudad que perdió la calma y donde el miedo reemplazó a la confianza.

Una violencia que ya no distingue barrios ni horarios

El caso de Iván Ávila no fue un hecho aislado. Desde hace meses, los vecinos de Rafaela —una ciudad históricamente pacífica— vienen denunciando una escalada de episodios violentos: balaceras, amenazas, enfrentamientos y ajustes de cuentas. Según testimonios recogidos por este medio, “lo que pasaba solo en Rosario hasta hace unos años, ahora lo tenemos acá y cada vez es peor”, expresó un dirigente local, visiblemente preocupado por la falta de respuestas.

Instituciones barriales, centros vecinales y asociaciones civiles alertan desde hace tiempo sobre la presencia de individuos provenientes del sur provincial que se radicaron en la zona y, con ellos, el crecimiento del microtráfico de drogas, la circulación de armas y los enfrentamientos armados entre bandas. Los vecinos ya habían advertido: “Van a actuar cuando maten a un inocente”. El inocente fue Iván.

El operativo que llegó tarde

Tras el ataque, la Policía de Investigaciones (PDI) realizó 14 allanamientos en distintos puntos de la ciudad. Se detuvo a un sospechoso y se secuestraron armas, municiones, drogas fraccionadas para la venta y dinero en efectivo. Pero la eficacia del operativo se vio opacada por la tardanza: la violencia había hecho su trabajo antes que el Estado.

“Todo muy lindo, pero tarde. Iván Ávila ya está muerto y los que tenían que estar llegaron después”, expresó un vecino con indignación. En los barrios más castigados, la sensación es la misma: los patrulleros aparecen solo cuando hay cámaras encendidas, y cuando éstas se apagan, el control desaparece.

Desconfianza, impotencia y reclamos de justicia

El barrio 2 de Abril vive en vilo. A la conmoción por la muerte de Iván se suman nuevos episodios de amenazas y peleas entre vecinos, con familias que temen represalias y un clima de tensión que no cede. En ese contexto, la Fiscalía ordenó nuevas investigaciones y relevamientos de cámaras, aunque los habitantes del lugar ya no creen que la justicia llegue a tiempo. El dato clave, es que nadie del Ejecutivo Municipal se acercó al barrio. El intendente Leonardo Viotti, brilla por su ausencia. 

Para el próximo lunes 10 de noviembre, vecinos y familiares de Ávila convocaron a una marcha pacífica en la Plaza 25 de Mayo para reclamar justicia y mayor presencia del Estado. “Queremos vivir en paz, sin miedo a las balaceras ni a las drogas. No queremos que Rafaela se convierta en otra Rosario”, señaló una vecina del barrio durante la convocatoria.

Un Estado que reacciona en lugar de prevenir

Dirigentes locales, incluso del propio frente oficialista, reconocen en privado que la gestión provincial está más concentrada en controlar el relato mediático que en resolver el problema real de la inseguridad. “Hay más esfuerzo en maquillar los números que en frenar la violencia”, deslizó un referente opositor, quien asegura que la falta de conducción política y el deterioro de la seguridad pública se sienten en cada rincón del oeste santafesino.

El ministro de Justicia y Seguridad visitó la ciudad acompañado por su equipo, pero su presencia fue leída como una reacción tardía. Los vecinos reclaman algo más: inteligencia criminal, patrullajes preventivos y una política de Estado sostenida, no respuestas mediáticas.

Rafaela, un espejo del interior santafesino

La muerte de Iván Ávila es un punto de inflexión. Rafaela ya no puede ocultar su crisis. Lo que alguna vez fue una ciudad ordenada y pujante, hoy refleja el impacto de una violencia importada, potenciada por el abandono y la falta de planificación estatal.

Las instituciones advierten que sin un plan integral de seguridad —que combine prevención, control territorial y oportunidades sociales—, los barrios seguirán siendo tierra de nadie.

El dolor por Iván es también una advertencia: si no hay un cambio profundo, Rafaela puede terminar siendo el nuevo epicentro del crimen en el centro-oeste santafesino.

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