La confirmación por parte de la Corte Suprema de Justicia de la condena a Cristina Fernández de Kirchner en la causa “Vialidad” generó una rápida y contundente reacción en el arco peronista y kirchnerista de la provincia de Santa Fe. Desde distintos sectores del PJ provincial, alineados en mayor o menor medida con el kirchnerismo, se pronunciaron en rechazo al fallo y calificaron el proceso judicial como “viciado” y de “persecución política”. La respuesta incluyó comunicados, reuniones de emergencia y manifestaciones públicas de respaldo a la expresidenta.
La reacción anticipada: pintadas y clima tenso en Santa Fe
Incluso antes de que se conociera la decisión de la Corte, el clima político en la provincia ya mostraba señales de tensión. En la ciudad de Santa Fe aparecieron pintadas dirigidas contra el presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, oriundo de la capital provincial. Las leyendas —“Rosatti mafioso” y “Rosatti traidor”— pintadas en el microcentro anticipaban el rechazo que sectores militantes esperaban manifestar ante un eventual fallo adverso a Cristina Kirchner. La presencia de estas expresiones callejeras evidenció un estado de movilización latente y una lectura política clara del rumbo que tomaría el máximo tribunal.
Condena confirmada: el PJ santafesino salió a respaldar a CFK
Una vez oficializada la decisión del máximo tribunal, diferentes vertientes del peronismo santafesino manifestaron su apoyo a la vicepresidenta. Desde el perottismo hasta sectores más alineados con el kirchnerismo duro, como Ciudad Futura y La Cámpora, emitieron comunicados en los que calificaron el fallo como parte de una avanzada judicial con fines políticos.
En un documento conjunto titulado “No a la proscripción. Basta de Lawfare”, firmado por más de veinte agrupaciones peronistas de la provincia, se acusó a la Corte Suprema de convalidar una sentencia “sin pruebas y con graves irregularidades”. Entre los firmantes se encuentran referentes del espacio del gobernador Omar Perotti, sectores ligados al senador nacional Marcelo Lewandowski, y figuras de peso del justicialismo rosarino.
Reunión de emergencia: hacia una estrategia común
Tras el fallo, dirigentes de diferentes espacios del PJ santafesino se convocaron con carácter urgente a un cónclave partidario para unificar una estrategia de respuesta política. La reunión tuvo como objetivo fortalecer la unidad interna frente a lo que consideran un “nuevo capítulo del lawfare” y organizar eventuales acciones de protesta o movilización.
La convocatoria fue respaldada por figuras como el diputado nacional Eduardo Toniolli, el concejal rosarino Juan Monteverde, la exintendenta Mónica Fein, y legisladores provinciales. Aunque con matices, todos coincidieron en el diagnóstico: la Corte Suprema falló en sintonía con los intereses del poder real, con la intención de “disciplinar” a la dirigencia política que se opone al modelo económico vigente.
Mirada crítica a la Corte: el caso Rosatti
El repudio hacia la figura de Rosatti fue uno de los puntos más reiterados en las expresiones de los dirigentes. Considerado un símbolo del poder judicial que, según sostienen, responde a intereses ajenos al pueblo, el presidente del máximo tribunal fue señalado como “instrumento” de una estrategia para proscribir a Cristina Kirchner.
Algunas voces del PJ fueron más allá y reclamaron una reforma del sistema judicial, en línea con las propuestas impulsadas por el kirchnerismo en el Congreso en años anteriores. La consigna de “democratizar la Justicia” volvió a aparecer en las declaraciones públicas y en redes sociales como parte del discurso reactivo al fallo.
Un nuevo eje de confrontación
La decisión de la Corte Suprema reconfigura el escenario político santafesino, donde el peronismo viene de una dura derrota electoral en 2023. Frente a un oficialismo provincial en repliegue y una oposición con fuerte presencia territorial, el fallo contra CFK podría convertirse en un nuevo eje de aglutinamiento interno.
En ese marco, el respaldo a Cristina Kirchner no solo expresa una posición ideológica o de lealtad partidaria, sino también una estrategia de reposicionamiento frente al electorado, especialmente en sectores populares que aún mantienen una alta valoración de la exmandataria.