Este domingo podría haber sido la última vez que los santafesinos elijan presidentes comunales con mandatos de solo dos años. La posible reforma de la Constitución provincial, uno de los temas centrales en la agenda política santafesina, plantea modificaciones estructurales en la forma de gobernar los pueblos y ciudades de la provincia.
La futura Convención Constituyente —que aún debe ser convocada— analizará, entre otros puntos, la posibilidad de extender los mandatos de los presidentes comunales, equiparándolos al resto de las autoridades locales. Actualmente, mientras intendentes y concejales cumplen mandatos de cuatro años, los jefes comunales lo hacen por la mitad del tiempo, lo que genera una alta rotación de autoridades y una gestión muchas veces interrumpida.
Pero ese no sería el único cambio en análisis. Otro eje clave que gana consenso en sectores del oficialismo es el de la unificación del calendario electoral local. En este sentido, se discute que los municipios que renovaron autoridades en 2025 pasen a alinearse con aquellos que lo harán en 2027, llevando a una sincronización general de los ciclos de gobierno municipal. Esta medida, que requerirá modificaciones legales o constitucionales, apunta a mejorar la planificación de políticas públicas y a reducir la cantidad de procesos electorales intermedios.
El reparto de bancas y la interna en “Unidos”
En paralelo a estos debates institucionales, un nuevo frente de tensión se abrió en el seno del frente oficialista “Unidos para Cambiar Santa Fe”. El tema que divide aguas esta vez no es menor: se discute si la Cámara de Diputados de la provincia debe dejar atrás el sistema actual que otorga una mayoría automática de 28 bancas a la lista más votada, y pasar a repartir los 50 escaños íntegramente bajo el sistema proporcional D’Hondt.
La propuesta busca terminar con una vieja particularidad santafesina: que una sola fuerza obtenga más de la mitad de los escaños aún sin haber conseguido la mayoría de los votos. Según fuentes legislativas, el acuerdo sobre este punto estaría avanzando, aunque genera resistencias internas en distintos sectores del oficialismo.
Los impulsores de la reforma entienden que el sistema D’Hondt garantizaría una representación más justa y equitativa del electorado, adaptando a Santa Fe a estándares similares al resto del país. Sin embargo, otros dirigentes ven con preocupación la pérdida de herramientas de gobernabilidad que implica resignar la mayoría automática.
Esta tensión, sumada a los debates por la reforma constitucional y la reorganización de los tiempos políticos locales, configura un escenario de discusión intensa en el oficialismo. Algunos ya advierten que hay diferencias que podrían volverse “insalvables” si no se logra un equilibrio entre los distintos sectores.
Lo que está en juego no es solo el diseño institucional de la provincia, sino también el futuro de los acuerdos que mantienen cohesionada a la fuerza gobernante.