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Reperfilado total en Santa Fe: Nuevo Concejo, nuevos liderazgos y movimientos estratégicos

El Concejo renovó autoridades y exhibió las nuevas correlaciones de poder. Mientras, el oficialismo consolida poder y La Libertad Avanza se prepara para competir por la intendencia. El peronismo busca evitar su propia irrelevancia.

La renovación del Concejo Municipal de Santa Fe dejó expuesto mucho más que un recambio institucional: marcó un nuevo mapa de poder en la capital provincial, donde la Casa Gris logró instalar su influencia de manera directa. La elección unánime de Sergio “Checho” Basile como presidente del cuerpo fue, en los hechos, una victoria política del gobernador Maximiliano Pullaro, que desde el inicio de su gestión buscó consolidar control en los principales órganos legislativos locales.

En paralelo, el peronismo, todavía sin resolver sus fracturas internas, inició conversaciones para evitar la dispersión que lo dejó debilitado en los últimos años. Y mientras eso ocurre, los libertarios desembarcaron en el recinto con la mirada puesta en una meta clara: instalarse como opción competitiva para la intendencia en 2027.

El nuevo Concejo es, más que nunca, un tablero político. Y el pullarismo aparece como el actor que mejor entendió cómo mover sus piezas.

Pullaro asegura la conducción del Concejo: Basile, su hombre de confianza

La elección de Basile no fue una sorpresa, sino la confirmación de una estrategia que la Casa Gris venía trabajando desde hacía meses. Con el aval del intendente Juan Pablo Poletti y de la mayoría del interbloque Unidos, Pullaro consiguió lo que buscaba: alinear la presidencia del Concejo con su proyecto político y su ritmo de gestión.

La unanimidad del voto, en un contexto nacional de extrema polarización, fue una señal contundente. No se trató de una formalidad legislativa, sino de un mensaje político: el gobernador logra ordenar, incluso en territorios donde el oficialismo no siempre tuvo hegemonía.

El discurso de Basile reforzó ese alineamiento.
Habló de “puertas abiertas”, “participación ciudadana”, “continuidad de procesos institucionales” y la necesidad de coordinar con el Ejecutivo municipal y provincial. También dejó en claro su intención de avanzar en el debate sobre la autonomía municipal, uno de los ejes estratégicos que Pullaro busca promover en 2025.

Pero debajo de la foto de unidad conviven tres procesos que explican el ciclo político que se abre desde ahora: un oficialismo que profundiza su hegemonía; un peronismo que intenta evitar la desintegración armando una mesa común para no quedar irrelevante; y un debut libertario que ya habla de disputar la intendencia en 2027.

Con estos elementos, la renovación del Concejo parece menos un recambio institucional y más el inicio de una carrera larga donde todos —oficialistas y opositores— empiezan a mover fichas.

Lo decisivo, sin embargo, no fue el consenso interno de Unidos, sino que la oposición acompañó sin resistencia, incluso en un contexto de fuerte crispación política nacional. En términos prácticos, esto significa dos cosas: El gobernador controla el Concejo y, por lo tanto, ordena la agenda municipal desde afuera. La estrategia de la Casa Gris busca espejar en Santa Fe lo que ya hizo en Rosario con María Eugenia Schmuck: presidencias alineadas para garantizar gobernabilidad.

Desde el entorno de Pullaro lo dicen sin rodeos: “Necesitamos concejos que acompañen el proceso de reformas. La renovación institucional no es optativa.”

La capital ya está dentro de ese esquema.

Un discurso de gestión, militancia y sintonía política

El discurso de Basile dejó claro que su presidencia será más política que protocolar. Se mostró como representante directo de la militancia radical provincial, reivindicó su origen barrial y volvió a mencionar —como Pullaro— la idea de “construcción colectiva” que el oficialismo intenta instalar como narrativa identitaria.

La mención explícita a la autonomía municipal no fue casual: es una de las grandes discusiones que el gobierno provincial quiere acelerar en 2026, y Basile anticipó que el Concejo será parte activa del debate. En términos políticos: una agenda compartida con el gobernador.

Por eso, la lectura general es que Pullaro no solo ganó la presidencia, sino que consiguió un aliado que representará su tono, su estilo y su velocidad de gestión dentro del recinto.

El rompecabezas peronista: cinco bloques, cuatro liderazgos y una urgencia llamada 2026

Más ruidoso que la elección de Basile fue lo que quedó a la vista al mirar el mapa opositor. El peronismo, que en número podría conformar un bloque determinante, llegará al 2026 fragmentado en:

  • Bloque Mudallel – Fernández

  • Monobloque Quiroz

  • Monobloque Medei (del espacio de Oscar “Cachi” Martínez)

  • Santa Fe en Común (Tati Restagno), con afinidad PJ pero sin orgánica plena

Cada uno con agenda propia, referencias diferentes y vínculos a veces tensos con la conducción partidaria tradicional.

Este panorama llevó a que, en silencio, el PJ comenzara conversaciones para construir una mesa política unificada a partir de febrero. La idea es evitar que la dispersión vuelva estéril cualquier intento de incidencia real sobre la agenda del Concejo.

Un dirigente peronista lo resumió así: “Juntos tenemos capacidad de torcer votaciones clave; separados somos espectadores de lujo.”

La pregunta es si ese proceso llegará a madurar antes de que el oficialismo consolide por completo su dominio del recinto.

El factor libertario: dos bancas, un mensaje y una meta: 2027

La Libertad Avanza hizo su estreno en el Concejo con dos bancas: Ana Cantiani y Pablo Mussio. Ambos votaron a favor de Basile —pero aclararon que “no es un cheque en blanco”— y dejaron un mensaje político central: quieren disputar la intendencia.

La lectura dentro del recinto es que su voto inicial acompañando al oficialismo es parte de una estrategia para: Ganar visibilidad institucional. Construir discurso opositor enfocado en “bajar el gasto”, “ordenar el Estado” y “defender al contribuyente”. Diferenciarse del peronismo, que aún no logra una narrativa homogénea.

Un Concejo que empieza distinto: poder ordenado arriba, incertidumbre abajo

Con el nuevo mapa, el Concejo de Santa Fe inicia un ciclo con rasgos inéditos: Oficialismo cohesionado, con 9 votos propios y la presidencia. Peronismo atomizado, pero con posibilidad real de unidad futura. Libertarios en crecimiento, atentos a cada debate que les permita instalar agenda. Un intendente Poletti que también lee el 2027, y ahora convivirá con un Concejo alineado a la Casa Gris.

Santa Fe capital se convierte así en un laboratorio político donde el pullarismo prueba su capacidad de ordenar instituciones mientras la oposición busca recomponer músculo y los emergentes libertarios ensayan su narrativa municipal.

La renovación ya empezó. La disputa por el poder real recién comienza.

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