Tal como este medio lo anticipó, cuando se conoció la candidatura de Gisela Scaglia a diputada nacional, la decisión de asumir su banca por fuera del bloque PRO y hacerlo dentro de Provincias Unidas no tardaría en generar un conflicto político de fondo. No se trataba de una discusión técnica ni de un detalle reglamentario: estaba en juego la conducción del PRO en Santa Fe y la coherencia interna del partido a nivel nacional.
La exvicegobernadora santafesina, oriunda de Gálvez, asumió su banca como diputada nacional dentro del bloque Provincias Unidas y fue ungida presidenta de ese espacio. Al mismo tiempo, continúa siendo la presidenta del PRO en Santa Fe, una doble condición que desde el inicio fue señalada por dirigentes macristas como un conflicto de intereses difícil de sostener.
Durante la jura de los nuevos legisladores, dirigentes del PRO ya habían advertido a este medio que la situación de Scaglia sería abordada por la conducción nacional. Esa advertencia se materializó en las últimas horas con una reunión virtual de la Mesa Nacional del PRO, donde el caso de la exvicegobernadora ocupó un lugar central.
El enojo del PRO y la discusión de fondo
Según trascendió tras el encuentro, el malestar excede a la figura de Scaglia y expresa una discusión estratégica más amplia: la relación entre el PRO y el armado político de Provincias Unidas, un espacio que busca consolidarse como tercera minoría en Diputados y que reordenó el tablero parlamentario.
Desde sectores del macrismo señalan que hubo “presiones y motivaciones” para que diputados electos por el PRO abandonaran el bloque original, debilitando la estrategia legislativa amarilla en un momento clave, marcado por la discusión del Presupuesto 2026 y otras reformas sensibles.
“No se puede conducir el PRO desde un bloque que compite con el PRO”, sintetizó un legislador nacional consultado tras la reunión.
En ese marco, la conducción nacional evalúa pedirle formalmente a Scaglia que dé un paso al costado como presidenta del PRO Santa Fe. De no aceptar, la alternativa que se analiza es la intervención del partido, una medida extrema que ya genera ruido interno.
Santa Fe, bajo la lupa nacional
El conflicto no es aislado. En las últimas semanas desembarcaron en la provincia dirigentes de peso del macrismo, como Jorge Triaca y el diputado nacional Martín Yeza, presidente de la Asamblea Nacional del PRO. Estas visitas fueron leídas como movimientos de ordenamiento partidario en distritos clave.
Yeza fue uno de los más contundentes: “Si sos del PRO, asumís por el bloque del PRO”, afirmó públicamente, marcando una línea dura dentro del partido.
Sin embargo, no todos los sectores comparten esa postura. Algunos advierten que una intervención en Santa Fe podría tensionar la relación con el gobernador Maximiliano Pullaro, con quien el PRO mantiene acuerdos políticos, lo que explica la cautela en la definición final.
La defensa de Scaglia y la amenaza de ruptura
Lejos de retroceder, Gisela Scaglia salió a defender su posición. Aseguró que sigue construyendo “desde el PRO” y cuestionó lo que definió como una doble vara interna, al recordar gestos de acercamiento de otros dirigentes a La Libertad Avanza sin sanciones partidarias.
“El partido tiene que pensar cómo crecer, no cómo achicarse”, sostuvo la diputada, reafirmando su pertenencia al PRO y su rol dentro de Provincias Unidas.
Un conflicto que recién empieza
Lo cierto es que el conflicto que este medio anticipó comienza a tomar forma concreta. La conducción nacional del PRO ya puso el tema sobre la mesa, Santa Fe volvió a quedar en el centro de una disputa partidaria y la figura de Gisela Scaglia se transformó en un punto de tensión entre identidad partidaria, estrategia parlamentaria y proyección política futura.
El desenlace aún no está escrito, pero el escenario es claro: o el PRO ordena internamente su conducción en Santa Fe, o el conflicto escalará a una intervención con consecuencias políticas profundas.
