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HOY:  jueves 21 de agosto del 2025

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Tensión en Unidos: la reforma constitucional convive con la disputa por las listas nacionales

El oficialismo santafesino transita semanas claves entre la elección del 29J, el inicio de la Convención y el cierre de listas para octubre. El radicalismo de Pullaro evita la pelea nacional, el socialismo empuja para sostener su banca y el PRO busca conservar territorio. ¿Unidos hasta cuándo?

Mientras se acerca la elección de convencionales para reformar la Constitución provincial y se calienta la previa al inicio formal de la Convención el 14 de julio, la alianza oficialista Unidos para Cambiar Santa Fe se encuentra en un momento de inflexión. No solo por la tensión interna en torno al contenido de la reforma, sino también por el complejo ajedrez que representa el cierre de listas para las elecciones legislativas nacionales del 13 de octubre.

A sólo semanas del arranque de la Convención, en Casa Gris conviven dos agendas con intereses cruzados: la construcción del consenso constitucional y la estrategia para definir candidaturas nacionales sin fracturar la alianza. La pregunta que sobrevuela los pasillos del poder: ¿Unidos será también nacional?

Pullaro, entre la gobernabilidad y la cautela electoral

Desde el entorno del gobernador Maximiliano Pullaro dejan trascender una definición táctica: no hay demasiado entusiasmo por jugar fuerte en la elección nacional. Con una administración provincial que apenas supera los seis meses de gestión, en la mesa chica del radicalismo entienden que forzar una lista de alto perfil en octubre podría tensionar innecesariamente la coalición.

El gobernador no se enfrentará abiertamente a Javier Milei. Y por eso, la idea que más se repite es la de armar una lista “modesta” con figuras de segunda línea, priorizando la estabilidad local antes que la representación nacional. “Somos provinciales por varios años más”, dicen en la gobernación, dejando claro que el juego pesado nacional todavía no es prioridad.

El PRO, entre el pragmatismo y la supervivencia

En el PRO santafesino el panorama es algo más acomodado. Con la vicegobernadora Gisela Scaglia como referente partidaria y una estructura golpeada por las fugas a La Libertad Avanza, el partido amarillo intenta no perder terreno. La continuidad de la alianza con Pullaro le ha permitido conservar influencia institucional.

Lejos de insistir con liderar una lista nacional, el PRO vería con buenos ojos una estrategia de bajo impacto, que le permita mantenerse en la mesa de decisiones provinciales sin tensiones innecesarias. El partido se cuida de no romper, mientras Mauricio Macri permite jugar con libertad: LLA o Unidos, según convenga.

El socialismo quiere jugar en serio

El sector más activo en empujar una lista de Unidos para octubre es el Partido Socialista. Con la banca nacional de Mónica Fein en juego, el PS ve en la continuidad de la alianza la única posibilidad real de sostener representación en el Congreso. Pero su estrategia no es compatible con la de Pullaro.

En el PS hay malestar: la indefinición radical sobre el lugar que ocuparán en la boleta nacional —si lo hay— no sólo incomoda, sino que alimenta sospechas de un posible aislamiento. Mientras el radicalismo evita la confrontación con Milei, el socialismo se planta como oposición firme al gobierno nacional. Es ahí donde asoman las diferencias de fondo.

El clivaje nacional que incomoda

La dificultad mayor de Unidos no es solamente programática, sino narrativa. ¿Qué relato puede ofrecer una coalición provincial en una elección dominada por el clivaje “kirchnerismo vs. Milei”? ¿Qué sentido tiene una propuesta intermedia frente a un electorado que busca castigar o respaldar modelos opuestos?

Ese dilema se traduce en una fragmentación de posiciones en el Congreso: Fein en el bloque de Pichetto, Melina Giorgi (diputada pullarista) en el radicalismo de Lousteau, PRO divididos entre el bloque de Macri y el mileísmo. Cada cual atiende su juego.

El riesgo de que la interna salpique la Convención

El gobierno provincial sabe que una interna ruidosa por las candidaturas nacionales puede dinamitar el frágil equilibrio logrado para la reforma constitucional. No por nada, en el entorno de Pullaro apuestan a una negociación “discreta” y lo menos conflictiva posible.

Sin embargo, la acumulación de tensiones previas —por el texto de la reforma, los lugares en la Convención y el control del proceso— deja poco margen para una resolución pacífica. El riesgo es que la disputa por una banca nacional se lleve puesta la imagen de cohesión que Unidos necesita sostener durante la reforma.

En síntesis

A semanas de las definiciones, Unidos para Cambiar Santa Fe enfrenta su propio laberinto. La elección provincial unifica, la reforma obliga a negociar, pero la elección nacional divide. Si el cierre de listas en agosto termina con más heridos que acuerdos, el experimento de unidad podría no sobrevivir al 2025.

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