El gobernador celebró como un triunfo rotundo la performance de Unidos para Cambiar Santa Fe en las elecciones municipales y comunales. Sin embargo, los resultados en Rosario, Rafaela, Reconquista y Villa Gobernador Gálvez exponen una fractura en el respaldo urbano.
Por recomendación de sus asesores, Maximiliano Pullaro salió al escenario del «Bioceres Arena» en la noche rosarinas, en modo victoria total. Con un mapa en pantalla detrás y una bota santafesina pintada casi en su totalidad por el color de Unidos para Cambiar Santa Fe, el gobernador proclamó: “Ganamos más del 80% de los distritos”. Y si bien los números refrendan ese dato a nivel territorial, la otra cara del resultado dejó a la vista una derrota significativa en las ciudades más densamente pobladas.
La noche del domingo dejó un sabor agridulce en la Casa Gris. El oficialismo logró retener o conquistar más de 240 localidades, incluidos municipios que por primera vez elegían intendente, como Villa Minetti, donde gano Gabriel Gentili (Unidos), en Helvecia el triunfo fue para Vito Weis Akerley , Carlos Pighin en Alvear, Exequiel Ruani en San José de la Esquina y Joaquín Poleri en Teodelina todos candidatos triunfadoes y de Unidos. Fue, sin dudas, un golpe de efecto para reforzar el dominio territorial.
Pero el revés llegó desde los centros urbanos: en Rosario, Rafaela, Reconquista y Villa Gobernador Gálvez, el peronismo, que muchos daban por derrotado, logró posicionarse como primera fuerza. La excepción fue Venado Tuerto, donde el liderazgo del senador Lisandro Enrico y la gestión del intendente Leonel Chiarella consolidaron una victoria contundente.
Rosario, el epicentro de la apuesta oficial
El caso más emblemático es Rosario. Pullaro puso casi todos los recursos políticos y económicos en esa plaza: se calcula que el 80% del presupuesto de campaña del frente oficialista se destinó a esa ciudad. Acompañó en reiteradas oportunidades a su candidata, Carolina Labayru, y buscó nacionalizar el discurso para blindar el voto no peronista.
Si bien la performance mejoró respecto a las PASO, la fórmula oficialista quedó relegada frente al crecimiento de Juan Monteverde (Ciudad Futura) y el avance de La Libertad Avanza. La remontada no alcanzó, y la capital económica de la provincia se convirtió en una derrota simbólica para el gobierno.
Un mapa dividido
La estrategia del “mapa pintado” fue efectiva para generar impacto mediático y cerrar filas en el oficialismo. Pero al mirar en detalle los resultados por peso poblacional, se observa que la gobernabilidad de Pullaro puede encontrar dificultades en los próximos meses, especialmente si se profundiza la desconexión con las grandes ciudades.
En paralelo, el bajo nivel de participación —el más bajo en 40 años de democracia— preocupa a todas las fuerzas políticas. “Nos tiene que interpelar”, dijo el propio gobernador en su discurso, sin ahondar demasiado en el motivo por el cual gran parte del electorado se desentendió de la jornada.
Una señal para 2027
El domingo dejó un mensaje dual: una victoria amplia en cantidad de distritos, pero una señal de alerta en volumen de electores. El radicalismo retuvo músculo institucional, pero perdió potencia simbólica en los principales centros urbanos.
El escenario que asoma hacia 2027 está en construcción, pero la foto del domingo confirma que el peronismo sigue con vida, los libertarios se consolidan como tercera fuerza, y el oficialismo necesita recalibrar su brújula política si quiere retener el control provincial.