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¿Útil para quién? El verdadero sentido de especular con el voto

En elecciones cada vez más reñidas, el votante especula con su decisión final: apoyar al que lidera o empujar al que puede llegar. Cuando la campaña termina, el cálculo empieza: el voto útil deja de ser convicción para transformarse en estrategia. Y puede cambiarlo todo.

Cuando la campaña entra en su etapa final, las encuestas empiezan a funcionar como brújula emocional del electorado. Ya no se trata únicamente de adhesión ideológica ni simpatía partidaria, sino de estrategia. En este terreno, el voto útil aparece como una herramienta decisiva: no para expresar el voto deseado, sino para garantizar un resultado posible. El dilema es antiguo, pero se renueva en cada elección: ¿votar a quien encabeza las encuestas o apoyar a quien podría llegar, si suma algunos votos más?

Este domingo, con las urnas abiertas nuevamente en la provincia de Santa Fe, la pregunta vuelve a tener sentido.

Voto útil: entre convicción y especulación

El concepto de voto útil nace cuando el votante abandona su primera preferencia para impedir un escenario no deseado. No es una traición ideológica, sino un cálculo pragmático. Se vota «útil» cuando se cree que ese gesto puede inclinar la balanza.

La estrategia del voto útil emerge con fuerza en sistemas multipartidistas donde la dispersión electoral puede llevar al triunfo a una minoría. En contextos dominados por el sistema D’Hondt, como el que rige en Santa Fe, esa fragmentación puede dejar afuera a actores con representación significativa pero insuficiente. Ahí aparece el instinto especulativo del votante.

Lo mismo señala un análisis de El Confidencial sobre el caso español: el sistema proporcional con reparto por cociente favorece a los partidos más votados, castigando a los que no logran alcanzar un umbral mínimo. En este escenario, muchos votantes abandonan su primera opción si no la ven viable, y migran hacia opciones más competitivas.

Santa Fe: una elección donde todo puede pasar

En la previa al comicio de este domingo, distintas localidades de Santa Fe muestran un electorado expectante y sensible a los escenarios que se plantean en los medios. Las encuestas, aunque no definitivas, moldean percepciones: “quién puede ganar”, “a quién no le da” o “quién está peleando el último escaño” son frases comunes en cafés, charlas laborales o grupos de WhatsApp.

De allí que surja una nueva dimensión del voto útil: ya no se dirige solo hacia el líder en los sondeos, sino también —y esto es clave— hacia candidatos o fuerzas que están cerca del umbral necesario para lograr representación. En términos prácticos: muchas personas podrían elegir a “los terceros” si los ven con chances reales de entrar o dar el batacazo.

En otras palabras, el voto útil no siempre va al puntero. A veces va al que necesita “un empujoncito” para entrar. Y eso, en sistemas como el de D’Hondt, puede ser decisivo.

Una participación que podría crecer

A diferencia de lo que se suele esperar en elecciones locales o legislativas, donde el ausentismo suele ser alto, hay indicios de que este domingo podría votar más gente que en otras elecciones intermedias. Aumentar la participación en un contexto de competencia pareja favorece escenarios impredecibles.

La experiencia muestra que, frente a la posibilidad de un resultado ajustado, el votante medio santafesino tiende a involucrarse más. Y en ese acto, analiza, calcula, especula.

No es menor lo que está en juego en Rosario, Santa Fe capital, Rafaela, Venado Tuerto o Reconquista, donde cada banca puede inclinar la relación de fuerzas en los concejos municipales. En esos distritos, los “votos estratégicos” podrían terminar siendo los votos decisivos.

Conclusión

El voto útil no es ni más ni menos que una manifestación de la madurez (o desilusión) política del ciudadano. Es un instrumento racional en un sistema que premia la concentración. Y en contextos fragmentados, puede marcar la diferencia entre quedar adentro o fuera del reparto de poder.

Este domingo, el elector santafesino no solo irá a votar. Irá a decidir —con mayor o menor convicción— qué tipo de especulación lo representa mejor: la de asegurar el triunfo del que lidera, o la de darle fuerza a quien aún tiene chance de llegar. Ambas decisiones, aunque opuestas, responden a una misma lógica: la de no dejar librado el resultado al azar.

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