El Concejo Municipal de Rosario vuelve a quedar en el centro de la discusión pública por sus niveles de gasto y opacidad administrativa. Un reciente informe de la Fundación Libertad confirmó un dato que ya circulaba desde hace años en pasillos políticos, despachos oficiales y charlas de café: Rosario sostiene uno de los Concejos más caros de la Argentina, incluso por encima de ciudades con presupuestos similares o estructuras institucionales comparables. Y la pregunta vuelve a ser la misma: ¿quién controla al Concejo? Y, sobre todo, ¿quién controla a la presidencia del Concejo?
A esta altura, un dato es insoslayable: desde hace siete años la presidencia del cuerpo está en manos de la misma persona, María Eugenia Schmuck, dirigente radical que responde al intendente Pablo Javkin. A pesar de los reclamos internos, la concejala fue ratificada hace unos días para un nuevo período, manteniendo así el control político, administrativo y presupuestario del Palacio Vasallo.
Durante todo ese tiempo, Schmuck evitó sistemáticamente publicar los números reales del Concejo, aún cuando existe normativa vigente que exige transparencia presupuestaria y la remisión de informes a los propios ediles. Pedalear pedidos, esquivar ordenanzas y “patear para adelante” los informes financieros se convirtió —denuncian desde distintos bloques opositores— en un estilo de gestión que ya raya con la impunidad política.
Un informe que desnuda el costo real: Rosario 40% más cara que Córdoba
Los datos de Fundación Libertad permiten comparar, por primera vez en años, cuánto cuesta cada Concejo por habitante. El resultado es contundente:
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Córdoba gasta $13.066 por habitante al año,
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Rosario gasta $18.426 por habitante al año.
Es decir, Rosario cuesta un 40% más que Córdoba para sostener el funcionamiento legislativo.
Lo llamativo es que ambas ciudades tienen estructuras muy similares en cantidad de ediles, comisiones, capacidad legislativa y peso institucional. Pero hay un punto crítico: en Rosario no existen datos públicos detallados del presupuesto real, mientras que en Córdoba sí.
En el ranking nacional aparecen casos extremos como Posadas, Río Gallegos o San Miguel de Tucumán, pero la comparación con Córdoba —su par más directa en el país— expone lo que tantos señalan: el Concejo rosarino es caro y poco transparente.
Cajas navideñas en pleno contexto de pobreza: $9 millones para adentro
Si la falta de información presupuestaria ya era un problema, el documento que llegó a esta redacción sobre las cajas navideñas del Concejo confirma un manejo del gasto fuera de cualquier lógica social y política.
El Pliego de Licitación Privada 11-2025 establece la compra de 252 cajas navideñas “premium” por un total de $9 millones (con impuestos y ajustes). Cada caja cuesta $33.300 e incluye: Pan dulce con frutas y con chips de chocolate + Budines + Turrón, postres y chocolates + Vino y Espumante.
Todo en primeras marcas, embalado en cajas especiales con manijas, como si se tratara de un obsequio empresarial de fin de año.
El “detalle” no es solo económico. Es político. Porque Rosario atraviesa una emergencia alimentaria silenciosa, con comedores desbordados, adultos mayores esperando módulos básicos y organizaciones sociales que reclaman recursos para asistir a familias, niñas y jubilados que no llegan a fin de mes.
La pregunta es brutal, pero inevitable: ¿cuántas familias podrían comer con esos $9 millones?
Gastos obscenos, informes que no se publican y una presidencia sin control
Desde que Schmuck asumió la presidencia, los gastos “administrativos” del Concejo se multiplicaron: catering, insumos de librería, eventos internos, viáticos y contrataciones con proveedores habituales. Siempre bajo el argumento de “gestión institucional”.
Pero ahora apareció el primer estudio serio que respalda lo que en Rosario se decía en voz baja: el Concejo rosarino es cara, opaco y difícil de auditar.
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Pedidos de informes cajoneados
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Ordenanzas de transparencia incumplidas
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Comisión de administración sin control opositor real
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Informes presupuestarios que no se publican desde 2019
Todo bajo una misma conducción: María Eugenia Schmuck.
La pregunta que flota entre concejales jóvenes, dirigentes libertarios y peronistas que ingresaron al Palacio Vasallo en diciembre es directa: ¿Alguien va a animarse a ponerle un límite a este modelo?
Algunos hablan de pedir auditorías externas. Otros, de presentar ordenanzas específicas para transparentar gastos. Y los más escépticos recuerdan cómo funciona el poder político real: “Schmuck maneja el Concejo con llave propia, y con votos asegurados”.
En Rosario, el gasto del Concejo ya es un problema político
Porque no se trata solo de números. Se trata de un modelo de gestión legislativa que se premia a sí misma, mientras la ciudad convive con: barrios cercados por la violencia, un sistema alimentario en crisis, comercios que cierran, jubilados que necesitan módulos alimentarios, y un clima social que ya no tolera privilegios políticos.
El informe de Fundación Libertad no dice que el Concejo de Rosario sea corrupto. Pero sí dice que es uno de los más caros del país y uno de los menos transparentes.
Y el episodio de las cajas navideñas va en la misma dirección: cuando el Estado se premia a sí mismo antes de premiar a su gente, el mensaje es clarísimo.
Rosario tiene un Concejo que cuesta más, muestra menos y se controla poco.
Y ahora, por primera vez en años, hay bloques nuevos que dicen estar dispuestos a hacer lo que nadie hizo: abrir los números, publicar los gastos y cortar los privilegios.
La discusión recién empieza. Y esta vez, los números están sobre la mesa.
