El Partido Socialista de Santa Fe atraviesa horas de reflexión profunda. No está en juego su lugar dentro del frente Unidos —alianza que comparte con Maximiliano Pullaro y otros espacios—, pero sí una definición crucial: cómo se parará en las elecciones nacionales de octubre, qué bandera priorizará, y con quién compartirá la boleta.
Desde el gobierno provincial aseguran que Pullaro no exige al Socialismo que se sume al «Grito Federal» ni a los armados nacionales que impulsa junto a otros gobernadores. Tampoco hay amenazas ni ultimátums. La continuidad de Unidos en Santa Fe no está en discusión y todos los actores —en público y en privado— afirman que el frente goza de buena salud.
Pero el dilema existe, y es político. Mientras el gobernador ya cerró su estrategia nacional y busca fortalecer un bloque de poder con peso en el Congreso, el Socialismo deberá decidir si se pliega, acompaña con autonomía o sigue su propio camino. Un camino que, vale destacar, ya ha recorrido antes.
Porque más allá de la alianza santafesina, el Partido Socialista hace varias elecciones que logra sostener representación propia en la Cámara de Diputados de la Nación, incluso compitiendo en soledad. Esa trayectoria, que mezcla coherencia ideológica con construcción territorial, es uno de los activos que hoy están sobre la mesa. Pero también lo es la necesidad de mantenerse cerca del poder provincial para seguir influyendo en la agenda local.
¿Independencia o alineamiento?
La pregunta no es sencilla. ¿Debe el Socialismo mantener su postura opositora a Javier Milei como lo ha hecho hasta ahora? ¿O debería, en nombre de la gobernabilidad, flexibilizar posiciones y compartir espacio con sectores más dialoguistas del oficialismo nacional?
La duda no pasa sólo por los nombres en las listas. Pasa por el mensaje político que dará el partido, por las causas que quiere defender y por la lectura que haga de un electorado santafesino complejo, que le reconoce al Socialismo su historia, pero que también castiga el inmovilismo o la falta de respuestas.
Desde el entorno de Pullaro insisten en que respetarán cualquier decisión que tomen sus socios. No hay presión, pero sí un dato concreto: el gobernador ya eligió su posicionamiento nacional, y lo hará valer en el Congreso. Pretende sumar diputados que no se le enfrenten, que acompañen proyectos claves y que garanticen interlocución con la Casa Rosada.
¿Un déjà vu político?
No sería la primera vez que el socialismo resigna agenda para sostener alianzas. Ya lo hizo en épocas del Frente Progresista, donde convivió con radicales de distintas líneas, y más tarde al ingresar a Unidos en 2023, una coalición de fuertes contrastes ideológicos. Pero esta vez, el dilema es mayor: acompañar un modelo de país que cuestionan abiertamente, o quedarse afuera de una estructura de poder que gobierna Santa Fe con contundencia.
Según trascendió, el Socialismo reclama un lugar clave en la lista de diputados nacionales ya que pretende mantener su escaño (hoy lo ocupa Monica Fein), mientras Pullaro busca que el nombre que encabece exprese sin ambigüedades la sintonía con su gobierno. Un nombre que, además, no cuestione en el Congreso las leyes que pide Milei y que el propio Pullaro necesita para sostener su vínculo con Nación.
Pullaro tiene al PRO de Gisela Scaglia dentro, el Socialismo negocia y el resto de los socios minoritarios exploran alternativas. Este jueves 7 de Agosto vence el plazo para la oficialización de alianzas electorales, mientras que para el 17 se debe presentar la lista.
Una apuesta de riesgo calculado
En ese contexto, el Socialismo deberá sopesar si vale más la autonomía o el pragmatismo. Y también hasta qué punto está dispuesto a compartir espacio con expresiones políticas que cuestiona en su esencia.
Por ahora, el partido se toma su tiempo. Consulta a sus bases, mide escenarios y analiza encuestas. Sabe que mantener su banca en el Congreso no es imposible, pero también reconoce que competir por fuera de Unidos tiene costos, especialmente si las listas no son competitivas en otros niveles.
Lo cierto es que no habrá quiebre en Unidos, al menos no en la provincia. Pullaro y el Socialismo seguirán compartiendo gestión, bancas y estrategia territorial. Pero a nivel nacional, cada cual elegirá su propio recorrido. Y en ese mapa de decisiones, lo que defina el partido de la rosa no solo impactará en su futuro, sino también en el perfil político que busca reconstruir en Santa Fe y el país.