Unidos para Cambiar Santa Fe pone en juego ocho bancas en el Concejo Municipal de Rosario. Sin embargo, lejos de una elección asegurada, la interna con diez listas y la feroz competencia con la oposición dejan abierta una incógnita: ¿Cuántas bancas logrará retener? La representación oficialista en Rosario cuenta con escaños que fueron ganados bajo el paraguas de tres frentes electorales distintos en 2021: el Frente Progresista, Juntos por el Cambio y Volver a Rosario. Para estos comicios, el desafío será unificar los votos de esas tres alianzas en una sola.
La estructura oficialista tiene la ventaja del aparato provincial y municipal, pero todos los competidores parten desde el mismo lugar. En una elección de voto fragmentado y sin grandes figuras con tracción propia, el riesgo de un desmoronamiento es latente.
Unidos, pero fragmentados
La lista oficial de Unidos, «Rosario Puede», encabezada por Carolina Labayru, buscará acaparar toda la atención y la mayor cantidad de votos. No solo cuenta con el visto bueno del intendente Javkin, con uno de sus alfiles a la cabeza, sino que además, lleva en segundo lugar al hermano mayor del gobernador, Damián Pullaro.
Pero, pese al mensaje de “lista de Unidad”, el contexto es hostil: la interna se presenta con diez listas, cada una arañando votos en el mismo electorado. En las PASO, todos arrancan de cero. Con caras nuevas en la política como Adrian D’Alessandro del partido UNIR, o el candidato de Humanos, el modisto Oscar Fernandez, hasta el periodista Pablo Gavira de UNO, la competencia es simétrica.
También, se anotan otros con algo más de recorrido como la ex concejala y diputada provincial del GEN, Monica Peralta, el actual concejal del PDP, Hernán Calatayud, un funcionario de riñón socialista como Matias Figueroa Escauriza, y el militante radical Martín Malaponte. Completan ahí Lisandro Baclini de la UCEDE y Claudia Fleitas de SOMOS
Sin nombres de peso que aseguren una diferencia abismal, la posibilidad de una fuga de votos internos es un fantasma que ya preocupa en la jefatura de campaña. Si bien el PRO, el socialismo, el Pluralismo y otros sectores aliados intentan mostrar unidad, la realidad es que el reparto de bancas en la interna definirá si el oficialismo sobrevive o si cede terreno frente a una oposición que llega con nombres instalados y discursos duros.
La apuesta en la gestión, la política para otro momento
Carolina Labayru, actual Secretaria de Cercanía del municipio de Rosario, será la cara visible de la estrategia que acordaron Javkin y Pullaro. Su apuesta en un perfil técnico busca alejarla de la discusión política tradicional, pero en una elección que se polariza, el riesgo es quedar relegada en el discurso de gestión mientras la oposición agita el malestar social.
La idea de sacar el discurso de la “territorialidad” y mostrarse como la garantía de continuidad de la gestión, será como meterse en la boca del lobo, siendo que los principales opositores, como el conocido periodista Juan Pedro Aleart de La Libertad Avanza y Juan Monteverde, candidato del PJ unificado, saldrán a contrarrestar el relato oficialista. En las calles y en las redes, ya circulan encuestas donde el crecimiento de estos dos ponen en duda la fortaleza de Unidos.
En la interna, candidatos como Pablo Gavira también intentan captar espacios con estrategias disruptivas y apelaciones directas a sectores claves como los evangélicos.
Una elección que puede cambiar el mapa del Concejo
Las PASO no serán un mero filtro: serán una medición de fuerzas real que anticipará el escenario de junio. Unidos necesita no sólo imponerse en la interna, sino hacerlo con un caudal de votos que le permita envalentonarse en la idea de que retendrá la mayor cantidad de bancas posibles. Por estos días, en la mesa de campaña hablan de la pérdida de 3 o 4 bancas de las ocho que se ponen en juego.
Si el voto opositor se consolida y la interna oficialista fragmenta el caudal electoral, el resultado puede ser un golpe duro para el oficialismo. La pregunta ya no es cuántas bancas podrá sumar Unidos, sino cuántas podrá salvar en un Concejo que amenaza con reconfigurarse por completo.
Por Facundo Acosta