A medida que se acercan las elecciones legislativas de octubre, el peronismo santafesino transita una etapa de alta tensión política, marcada por disputas internas, reacomodamientos y la falta de una estrategia común que permita ordenar las candidaturas. La confección de la lista para Diputados Nacionales es hoy el principal campo de batalla entre los distintos sectores del Partido Justicialista (PJ) en Santa Fe.
El exgobernador Omar Perotti, cuya gestión terminó con fuertes críticas dentro y fuera del peronismo, intenta recuperar protagonismo con el armado de una lista propia. Su sector, “Hacemos Santa Fe”, busca posicionarse con candidatos que representen su legado de gobierno, aunque puertas adentro del PJ muchos lo señalan como el principal responsable de la desarticulación del espacio político durante su mandato.
Perotti apuesta a encabezar la nómina o al menos a influir decisivamente en su conformación, pero enfrenta resistencias no menores. La reciente decisión de las autoridades nacionales del PJ de priorizar la unidad en Buenos Aires, donde se desactivaron varias internas, dejó sin respaldo a los sectores que en Santa Fe pretendían disputar espacios con listas propias por fuera del consenso. Esta situación complica los planes del perottismo, que ahora debe negociar en un tablero más limitado y sin margen para la fragmentación que se daba por descontada semanas atrás.
Uno de los actores que emergen con fuerza en esta contienda es La Cámpora, que evita confrontar abiertamente pero presiona para quedarse con lugares estratégicos. La agrupación liderada por Máximo Kirchner no exige el primer lugar, pero ya puso la mira en el segundo puesto de la lista, un lugar clave para proyectar nombres propios con visibilidad nacional. Desde ese espacio, el mensaje es claro: evitar internas que debiliten al conjunto, pero sin resignar poder de decisión.
En paralelo, otros sectores del justicialismo provincial —como el Frente Renovador, algunos intendentes del centro-norte, y espacios del sindicalismo— también reclaman participación y advierten que, si no son incluidos en el armado final, podrían buscar alternativas por fuera de la estructura partidaria formal. Esa posibilidad, que hasta hace poco parecía marginal, comienza a tomar cuerpo ante la falta de acuerdos que garanticen una representación equitativa.
La falta de liderazgo claro y la herencia de una gestión provincial con múltiples cuestionamientos mantienen al PJ santafesino en un estado de ebullición. A diferencia de otros distritos donde se avanzó en la unidad como forma de enfrentar a un oficialismo nacional en retroceso, en Santa Fe la desconfianza entre las partes sigue siendo el principal obstáculo para un armado competitivo.
A menos de tres meses de la elección, el panorama sigue abierto y plagado de incógnitas. Con Perotti intentando volver al centro de la escena, La Cámpora exigiendo lugar sin confrontar de frente, y varios sectores amagando con romper filas, el peronismo santafesino enfrenta el desafío de evitar una nueva fragmentación que lo debilite aún más en un escenario electoral ya adverso.