La cuenta oficial de la Convención Constituyente no está cerrada, pero en la Casa Gris ya se empieza a jugar otro partido: el de la mayoría política. Con 33 bancas confirmadas (y una más en disputa), el oficialismo que lidera Maximiliano Pullaro busca socios para garantizar el control pleno del proceso de reforma constitucional, una instancia que incluye, entre otros temas sensibles, la posibilidad de su reelección.
Mientras se esperan los resultados finales del escrutinio definitivo, el gobierno activó su radar en busca de votos “solidarios”. El foco está puesto sobre el Frente de la Esperanza, que consiguió tres bancas con la exboxeadora Alejandra “Locomotora” Oliveras a la cabeza. El dato no es menor: dos de sus integrantes están directamente ligados al radicalismo que gobierna la provincia. Uno de ellos, Caren Fruh, responde al senador y presidente de la UCR santafesina, Felipe Michlig, arquitecto del espacio y hombre de máxima confianza del gobernador.
La estrategia ya generó ruido. Desde sectores opositores denuncian que el Frente de la Esperanza no es otra cosa que una lista satélite del oficialismo, pensada para captar votos en sectores libertarios y evangélicos, y luego sumarse “por la ventana” al armado de Unidos para Cambiar Santa Fe.
Granata estalla y apunta a Michlig
Quien puso el grito en el cielo fue Amalia Granata, electa convencional por Somos Vida y Libertad, el espacio que finalizó cuarto. En sus redes sociales, denunció que su lista fue perjudicada por una maniobra del oficialismo para dividir el voto disidente. “Nos robaron bancas con listas funcionales al gobierno”, lanzó. Sin mencionarlo directamente, el blanco fue Michlig, señalado como el gestor silencioso del Frente de la Esperanza.
Granata quedó con 7 bancas, pero no digiere que haya un bloque con menos votos y más afinidad con el Ejecutivo ocupando un rol clave en la posible mayoría oficialista. En su entorno denuncian un pacto implícito entre el Frente de la Esperanza y Pullaro que “atenta contra la transparencia del proceso”.
El PJ, entre la resistencia y la rendición
Mientras tanto, el peronismo no logra una posición unificada. Si bien Juan Monteverde se consolidó como la voz más crítica desde su espacio con 12 convencionales, otros dirigentes del PJ ya comenzaron a dar señales de acercamiento al oficialismo.
El senador Rubén Pirola (Las Colonias) fue claro: “Estoy de acuerdo con la reelección del gobernador por un período”. Su par Alcides Calvo (Castellanos), electo convencional y exaliado del exgobernador Omar Perotti, se mostró más ambiguo: defendió la idea de igualar los mandatos a cuatro años, pero aclaró que la reelección “dependerá de lo que defina la Convención”.
La postura de Calvo no es menor. Como hombre con peso territorial en el oeste santafesino y referente de sectores peronistas dialoguistas, su voto podría inclinar la balanza en una Convención donde cada banca pesa más de lo que parece.
La jugada de Pullaro
Mientras tanto, en la Casa Gris se mueven con cautela. “Todos hablan con todos”, dicen desde el entorno del gobernador. La primera ronda de negociaciones se da dentro del propio armado oficialista, donde conviven sectores radicales, socialistas y del PRO. La segunda se activará tras el recuento final, con los interlocutores necesarios para conseguir la ansiada mayoría de 35 bancas.
El escenario de la Convención será la Legislatura provincial, y todo apunta a que las deliberaciones se desarrollarán entre julio y agosto. La idea del Ejecutivo es evitar superposiciones con las elecciones nacionales y no estirar la discusión hasta febrero o marzo del año próximo.
Este martes, Pullaro encabezó un encuentro con funcionarios y equipos técnicos para “planificar el futuro institucional”. El lema fue claro: “Ganamos la responsabilidad de seguir transformando”. Pero puertas adentro, el objetivo es más específico: garantizar el respaldo político para una reforma que le permita buscar la reelección.
Una mayoría con aroma a polémica
La polémica está servida. La posibilidad de que el oficialismo alcance la mayoría gracias al apoyo de un frente “amigo” y a guiños de sectores del PJ genera tensión en toda la política santafesina. ¿Cuán legítima será una mayoría armada con listas que no se presentaron como oficialistas, pero terminan votando con el gobierno? ¿Y hasta dónde están dispuestos a ceder los opositores moderados a cambio de lugar y poder en la futura institucionalidad?
La Convención aún no empezó, pero ya está marcada por acuerdos oscuros, alianzas tácticas y silencios funcionales. Mientras la ciudadanía espera una reforma que modernice la Constitución, el poder político juega su partida en los pasillos, con operadores conocidos y un tablero donde cada ficha tiene historia, territorio y precio.