La Convención Reformadora de la Constitución de Santa Fe aún no está cerrada. Si bien los resultados preliminares consagraron el triunfo del oficialismo y la presencia de 68 convencionales, la banca número 69 permanece en disputa. La definición dependerá del recuento definitivo de votos que inicia este martes a las 18 h. En juego hay algo más que un escaño: está en disputa el equilibrio interno de la Asamblea y la capacidad del gobierno de Maximiliano Pullaro para imponer su agenda de reforma sin grandes concesiones.
Tres espacios, un lugar
La banca número 69 —la última por el distrito único— es hoy objeto de una pelea voto a voto entre tres sectores: Unidos para Cambiar Santa Fe, Activemos, encabezado por Marcelo Lewandowski, y el peronismo que lidera Juan Monteverde. Según la proyección del conteo provisorio, esa banca fue atribuida al oficialismo, que alcanzaría así 33 representantes constituyentes, muy cerca del umbral de 35 bancas necesarias para la mayoría absoluta.
Sin embargo, esa cifra podría alterarse con el escrutinio definitivo. Las distancias son mínimas: 687 votos separan al quinto candidato de Activemos del vigésimo de Unidos, mientras que el espacio de Monteverde se encuentra a 1.655 votos de esa misma posición. Las diferencias exiguas mantienen las expectativas abiertas y alimentan las tensiones políticas.
El rol clave del Tribunal Electoral
La definición está en manos del Tribunal Electoral de la provincia de Santa Fe, que deberá revisar y computar 105 mesas aún no incorporadas al conteo. De ese total, 37 mesas (0,44%) no fueron computadas por cuestiones logísticas, mientras que 68 mesas (0,81%) fueron inicialmente desestimadas. Se trata de alrededor de 12.000 votos que podrían inclinar la balanza.
Según fuentes judiciales, la mayoría de esas mesas provienen del interior provincial —una zona favorable al oficialismo—, aunque también hay algunas de Rosario, donde Activemos y el peronismo tienen mejores desempeños. “Si se repite la tendencia ya registrada hasta el domingo, Unidos conservaría la banca”, anticiparon desde el Tribunal. No obstante, también admiten que un comportamiento diferente en esas mesas podría revertir el resultado preliminar.
Tensión electoral y tensión política
Con el conteo detenido en el 98,75% de las mesas, la política provincial se instaló en una zona de incertidumbre institucional. En el oficialismo, aunque sostienen su optimismo, reconocen que el resultado aún no está garantizado. “Desconocemos de dónde son exactamente las mesas que faltan. Si son de Rosario, crecen las chances de Lewandowski; si son del interior, son nuestras”, evaluó una fuente de Unidos.
Del otro lado, en el peronismo no ocultan la expectativa. Dirigentes cercanos a Monteverde aseguran que los números del sistema D’Hondt podrían beneficiarlos. En tanto, desde Activemos, el equipo jurídico y político se prepara para defender cada voto. “Vamos a pelear con el D’Hondt y, si es necesario, iremos a la Justicia Electoral”, advierten.
Además, el PJ puso en el centro de la escena el nombre de Martín Lucero, noveno en la lista, delegado de SADOP y una voz crítica del gobierno de Pullaro. “Va a hacer lo imposible para que no entre Lucero”, chicanearon desde la conducción justicialista. El trasfondo gremial le da un matiz adicional al conflicto político.
Los escenarios posibles
En base a los resultados provisorios, la distribución de bancas en la Convención sería la siguiente:
- Unidos para Cambiar Santa Fe: 33 convencionales
- Juan Monteverde (PJ): 12
- Nicolás Mayoraz (LLA): 10
- Amalia Granata: 7
- Marcelo Lewandowski (Activemos): 4
- Alejandra “Locomotora” Oliveras: 3
La banca 69 definiría si Unidos logra mantener los 33 convencionales o si Activemos consigue su quinta representación, o incluso si el PJ suma un nuevo lugar, achicando aún más la brecha entre oficialismo y oposición dentro del órgano constituyente.
Un proceso en suspenso
El recuento definitivo podría extenderse hasta el sábado o el lunes, según el volumen y complejidad de las actas. Mientras tanto, los equipos legales de cada espacio analizan cada mesa observada y se preparan para impugnar o defender resultados, según convenga. La política, mientras tanto, espera.
En una Asamblea que reformará la Constitución por primera vez en más de seis décadas, cada silla cuenta. Y en esta etapa, el peso de esa silla número 69 es más político que numérico. La definición que surja del Tribunal Electoral no solo determinará quién se sienta allí, sino también quién tiene el poder real para moldear el futuro institucional de la provincia.