En la Convención Constituyente que avanza sobre la reforma de la Carta Magna santafesina, la reelección del gobernador Maximiliano Pullaro dejó de ser un debate teórico para transformarse en la pulseada más sensible de los últimos días. La cláusula transitoria que habilita al actual mandatario a competir en 2027 ya cuenta con dictamen de comisión y, lo que parecía un trámite de mayorías propias, comienza a tejer un escenario más amplio y con ribetes políticos inesperados.
El oficialismo de Unidos tiene garantizados los números básicos: a su bloque se suman los tres convencionales del Frente de la Esperanza, que desde el inicio del proceso se encolumnaron detrás de la Casa Gris. Con esos 36 votos sobre 69, Pullaro ya tiene asegurado el piso reglamentario para avanzar.
Pero la novedad está en la otra vereda: entre cuatro y cinco convencionales del peronismo, en particular los senadores departamentales que integran el bloque Más para Santa Fe, se preparan para levantar la mano a favor de la cláusula que habilita al gobernador. Armando Traferri (San Lorenzo), Rubén Pirola (Las Colonias), Alcides Calvo (Castellanos) y Osvaldo Sosa (Vera), más la exvicegobernadora Alejandra Rodenas, figuran entre quienes analizan votar con el oficialismo.
Un dirigente justicialista lo sintetizó sin vueltas, en reserva: “Nunca proscribimos a nadie, aunque sí hemos sido proscriptos. El gobernador tiene derecho a competir por un segundo mandato, como lo tienen legisladores e intendentes”.
La cláusula y sus implicancias
El despacho de comisión aprobado el último viernes establece que los mandatos en curso de las autoridades provinciales no serán considerados primer período, con la excepción del gobernador y vice. En consecuencia, el ciclo 2023–2027 de Pullaro y Gisela Scaglia se computa como el primer mandato, abriendo la posibilidad de una reelección inmediata en 2027. Para legisladores, intendentes y presidentes comunales, el conteo empezará recién con la nueva Constitución.
La jugada otorga al gobernador un horizonte político inédito desde la Constitución de 1962, que hasta ahora vedaba la reelección inmediata.
El valor del voto peronista
El acompañamiento de senadores del PJ no pasa inadvertido. Suma legitimidad política al dictamen, pero también expone las fisuras internas de un peronismo que ya venía dividido en la Convención. La postura de los senadores se sostiene en un argumento práctico: “Si el peronismo quiere volver al poder, tendrá que ganarle a Pullaro en las urnas, no impedirle competir”.
Esa decisión, sin embargo, deja heridas en otros sectores del justicialismo que veían en la reelección del gobernador un límite infranqueable.
Las dudas en Unidos
En paralelo, en el propio oficialismo persiste un murmullo: ¿serán todos los votos de Unidos tan firmes como se declara en público? La presión de Pullaro ordena al bloque, pero algunos convencionales no ocultan reparos en privado sobre el costo político de instalar una cláusula que gira alrededor de su figura.
Por eso el gobierno busca blindar el resultado con respaldo opositor. No alcanza con ganar, se trata de mostrar que la reforma no es un traje a medida. Y allí cobra peso el gesto de los senadores peronistas.
Un cierre abierto
Con la cláusula transitoria en dictamen y los votos en proceso de alineamiento, el tema más espinoso de la Convención parece encaminarse. Unidos ya cuenta con mayoría propia y el plus del Frente de la Esperanza, pero la incógnita ahora es política: ¿cuánto pesará en la legitimidad de la reforma el acompañamiento de una porción del peronismo y cuán sólido será el bloque oficialista al momento de votar en el recinto?
El desenlace promete ser tan numérico como simbólico. Pullaro tendrá, en breve, la llave de la reelección. Falta ver con cuántas manos la gira.