La provincia de Chaco ha decidido reducir el impuesto a los Ingresos Brutos del 3,5% al 2,9% en un plazo de dos años, buscando aliviar la carga tributaria sobre las actividades productivas y mejorar la competitividad económica. Esta medida contrasta con la situación de Santa Fe, donde el mismo tributo se mantiene en el 4,5%, uno de los más altos del país. La diferencia en la presión fiscal entre ambas provincias ha generado preocupación entre empresarios, economistas y autoridades nacionales.
Entre otros, Salvador Di Stefano, economista y analista económico, ha señalado en diversas ocasiones la necesidad de reducir la carga tributaria para fomentar la inversión y el crecimiento económico. En una columna publicada en Cadena 3, Di Stefano destacó que «es imprescindible bajar impuestos y empujar la inversión», argumentando que «si fallamos en capturar la inversión, el plan puede fracasar» . Esta perspectiva coincide con las críticas de otros sectores productivos que consideran que la elevada presión fiscal en Santa Fe limita su capacidad de desarrollo.
La diferencia en la presión fiscal entre ambas provincias ha generado preocupación entre empresarios, economistas y autoridades nacionales
Además, en los últimos dos años, los aumentos en las tarifas de servicios públicos en Santa Fe han sido significativos, afectando directamente el poder adquisitivo de los ciudadanos y la rentabilidad de las pequeñas y medianas empresas. La combinación de altos impuestos y tarifas elevadas ha generado un escenario económico complejo para los santafesinos.
La decisión de Chaco de reducir Ingresos Brutos plantea un desafío para Santa Fe, que mantiene una estructura tributaria más gravosa. Este contraste resalta la necesidad de una revisión profunda de la política fiscal provincial, con el objetivo de mejorar la competitividad, atraer inversiones y aliviar la carga sobre los sectores productivos y la ciudadanía en general.