El escándalo por la criptoestafa sacudió los cimientos del gobierno nacional, dejando a Javier Milei en la cuerda floja y expuesto a nivel internacional. La promoción de un esquema fraudulento lo puso bajo la lupa de la Justicia argentina y estadounidense, mientras su imagen se desmoronaba en los mercados y en la esfera política. Sin embargo, en el momento más crítico, la ayuda no tardó en llegar. Desde Donald Trump y Elon Musk hasta un puñado de gobernadores radicales, entre los que destaca el santafesino Maximiliano Pullaro, salieron en su rescate.
La jugada del gobernador de Santa Fe no pasó desapercibida. En una conversación privada con el presidente, Pullaro buscó calmar las aguas, evitando que la crisis se traduzca en un cimbronazo económico que pudiera perjudicar a la provincia. Pero su auxilio no fue desinteresado: detrás de este movimiento se esconde una estrategia política de supervivencia y posicionamiento dentro de una UCR fracturada.
La fractura de la UCR y la maniobra en el Senado
Mientras la oposición peronista buscaba impulsar una comisión investigadora en el Senado para indagar sobre la presunta corrupción en torno a la criptoestafa, un grupo de senadores radicales, alineados con sus gobernadores, bloquearon la iniciativa. Entre ellos estuvo el santafesino Eduardo Galaretto, hombre cercano al secretario de Vinculación Institucional de la provincia, Julián Galdeano.
El radicalismo exhibió una división interna evidente. Por un lado, Carolina Losada y otros senadores votaron a favor de la investigación, alineándose con el peronismo. Por otro, figuras como Galaretto optaron por sostener al gobierno libertario. La contradicción es notoria: mientras la UCR busca definirse como oposición, algunos de sus principales referentes actúan como sostenes de Milei en momentos críticos.
La postura de Pullaro se inscribe en esta lógica de equilibrios frágiles. Su gobierno necesita estabilidad económica para sostener su agenda en Santa Fe, donde la gestión se enfoca en el reordenamiento financiero y la inversión en infraestructura. Un Milei debilitado, pero en el poder, es preferible a un Milei en caída libre que arrastre consigo al país y la provincia.
El costo de rescatar a Milei
El apoyo de Pullaro y otros gobernadores a Milei no traerá fondos nacionales, ni obras públicas, ni una mejora en la coparticipación. Santa Fe seguirá sin recibir los subsidios al transporte ni los pagos por déficit previsional. Entonces, ¿qué se gana con este salvataje? En el corto plazo, evitar un colapso político y económico que podría afectar directamente a Santa Fe. En el mediano, garantizar que la Casa Rosada no intervenga en la elección de constituyentes en abril, donde Pullaro y su espacio político se juegan mucho.
El problema es que la estrategia se sostiene sobre una confianza incierta en la administración libertaria. Milei ha demostrado ser impredecible, y sus alianzas son tan volátiles como su discurso. En el pasado, prometió acuerdos que luego rompió sin miramientos. ¿Será distinto esta vez?
La oposición entre la cautela y la presión
El peronismo, por su parte, encontró en la criptoestafa un punto de ataque potente contra Milei, pero enfrenta su propia crisis interna. Aunque Unión por la Patria buscó instalar la idea de un juicio político, la realidad es que la fragmentación dentro del espacio dificulta cualquier avance concreto. Germán Martínez, jefe de la bancada peronista en Diputados, ironizó sobre la actitud de Pullaro, recordando que el favor al gobierno nacional no será retribuido con fondos ni concesiones. La crítica es acertada, pero el peronismo sigue sin una estrategia clara para capitalizar la crisis y reconstruirse como una alternativa fuerte.
Mientras tanto, Milei sobrevive gracias a los apoyos que aún conserva. La visita de Steve Daines, senador republicano estadounidense, y los gestos de Donald Trump y Elon Musk reforzaron la idea de un respaldo internacional que lo sostiene. Sin embargo, en el plano interno, su fragilidad es evidente. La criptoestafa dejó a la vista los hilos detrás del personaje: un Milei incapaz de defenderse con argumentos sólidos y dependiente de sus asesores incluso en entrevistas pautadas.
Pullaro y la apuesta arriesgada
En este escenario, Pullaro juega una carta de doble filo. Su respaldo a Milei lo posiciona como un actor clave dentro de la política nacional, pero también lo expone a los vaivenes de un gobierno inestable. Si el presidente se recupera y logra estabilizar su gestión, el gobernador santafesino podría capitalizar el apoyo brindado. Si, por el contrario, Milei sigue acumulando escándalos y desgaste, la estrategia de Pullaro podría volverse un lastre en su propio armado político.
Santa Fe necesita previsibilidad, pero la política argentina es cualquier cosa menos previsible. En su afán por evitar un terremoto económico en la provincia, Pullaro podría haber apostado por un aliado que, lejos de brindar estabilidad, se mueve sobre un suelo cada vez más frágil.
El rescate está en marcha, pero el naufragio aún no ha terminado.