El cierre de listas en Santa Fe para las elecciones legislativas nacionales dejó un panorama político dividido en tercios y una jornada de negociaciones intensas que rozaron el dramatismo. El oficialismo provincial, con Maximiliano Pullaro a la cabeza, consiguió exhibir orden y cohesión. La Libertad Avanza apostó a un nombre desconocido, mostrando que la estrategia depende más de la marca Milei que de los candidatos. El peronismo, en cambio, protagonizó el suspenso más grande, con acuerdos forzados en la recta final y una lista que terminó encabezando la concejala rosarina Caren Tepp.
El peronismo y la tensión hasta último minuto
La definición de la lista justicialista tuvo todos los condimentos de una interna desbordada. Hasta horas antes del cierre, el exministro de Defensa Agustín Rossi se mantenía firme en su intención de encabezar la nómina, apoyado por el sector que controla el PJ provincial. Sin embargo, la presión de La Cámpora y del Frente Renovador, junto a los contactos nacionales de Cristina Kirchner y Sergio Massa, empujaron otra alternativa: Florencia Carignano y Eduardo Toniolli se barajaban como posibles primeros lugares, con Ciudad Futura como actor determinante.
El suspenso se resolvió cerca de las 22, cuando Rossi aceptó correrse al segundo lugar y Tepp fue confirmada como cabeza de lista, acompañada por referentes camporistas, massistas y del peronismo territorial. La decisión dejó al perottismo fuera de la competencia: Roberto Mirabella anunció su renuncia a competir y acusó a Buenos Aires de condicionar las definiciones locales. Una salida que desnuda la crisis interna del justicialismo santafesino y, a la vez, exhibe la dependencia de sellos extrapartidarios para cerrar filas.
La Libertad Avanza y la apuesta al sello
Mientras tanto, en La Libertad Avanza la definición fue rápida y estratégica: Romina Diez decidió no encabezar la lista y ubicó a su secretario privado, Agustín Pellegrini, en el primer lugar. Un candidato prácticamente desconocido para el electorado, pero de confianza absoluta para la diputada y para Karina Milei.
La jugada refleja una apuesta sin dobleces: el voto libertario en Santa Fe dependerá de la marca presidencial y no de los nombres propios. La campaña se recuesta en Javier Milei y en la narrativa nacional, replicando la experiencia de Cambiemos en 2017, cuando un candidato sin proyección provincial, como Albor Cantard, terminó ganando ampliamente gracias a la fuerza del sello.
Pullaro y el orden en Provincias Unidas
En contraste con el suspenso del peronismo y el minimalismo de LLA, el gobernador Maximiliano Pullaro mostró prolijidad en el armado de Provincias Unidas. Su vicegobernadora, Gisela Scaglia, encabezará la boleta acompañada por Pablo Farías y Melina Giorgi, en una lista que reunió a todos los partidos de la coalición de gobierno: radicales, socialistas, PRO, PDP, GEN, CREO y aliados territoriales.
El cierre dejó a la vista que el mandatario radical logró mantener la cohesión de Unidos y trasladarla al plano nacional, con un objetivo claro: consolidar dos bancas seguras y aspirar a tres, lo que sería un triunfo político que lo fortalecería dentro del espacio opositor al mileísmo.
Escenario de tercios
Así, Santa Fe llega al 26 de octubre con tres grandes tanques políticos bien definidos:
- La Libertad Avanza, que juega todo a la carta Milei.
- Provincias Unidas, que busca proyectar la gobernabilidad provincial al Congreso.
- Fuerza Patria, la válvula de escape de un PJ en crisis, que recurrió a Ciudad Futura para sostener la unidad.
Los próximos meses marcarán si esa división en tercios se sostiene en las urnas o si alguno de los espacios logra quebrar el equilibrio. Lo cierto es que el cierre de listas dejó en claro no solo las ambiciones de cada fuerza, sino también las fragilidades que atraviesan a la política santafesina.