Por Virginia Valenzisi*
La alfabetización en Santa Fe, una deuda que se posterga por cálculo político
Se conocieron los resultados de las Pruebas Aprender tomadas a estudiantes de 3° grado en 2024. Los números oficiales indican que, en promedio, el 45% de los chicos se encuentran en los niveles de comprensión lectora esperados para la finalización del primer ciclo de educación primaria.
En Santa Fe, son 59 chicos de cada 100 quienes no logran los niveles de lectoescritura esperados para su edad. Es decir, que más de la mitad de los chicos de tercer grado no comprenden lo que leen. Esto no es nuevo, pero la respuesta oficial sigue mirando para otro lado.
La prueba Aprender Alfabetización se inscribe dentro del Compromiso Federal por la Alfabetización, una iniciativa que las provincias y la Nación acordaron en 2024 y que incluyó el diseño de 24 planes de alfabetización provinciales. Según el informe, en Formosa el 63,6% de los estudiantes alcanzan el nivel esperado de lectura, en Córdoba el 58,8% y en CABA el 55,5%.
La gestión del gobernador Pullaro y su ministro de Educación, José Goity, implementó el *Plan Raíz*, como programa de alfabetización 2023/2027 cuyo objetivo general es: lograr que cuando finalice el primer ciclo de la escuela primaria los niños y las niñas adquieran una lectura y escritura fluida, la ampliación de su vocabulario, la comprensión y producción de textos acordes a la edad y un inicio en el dominio de la ortografía convencional.
En diciembre de 2023, el equipo de educación de la provincia conocía la situación en las escuelas; en este ámbito todos sabíamos que en el 2° ciclo de la primaria (4°, 5° y 6°), incluso en 7° y a veces en secundaria, teníamos chicos sin alfabetizar.
El programa comenzó con una secuenciación «lógica» a los ojos de la sociedad, pero, al menos, cuestionable para quienes ejercemos la docencia dentro del sistema, si analizamos que se hubiese podido empezar atacando el problema en 3°, antes de que se produzca el cambio de ciclo, a la vez que se restituía la alfabetización inicial a 1°, tal como lo hacíamos antes.
Según el detalle del programa: en 2024 se alfabetizaría a estudiantes de 1°; en 2025 a aquellos que ingresan a 1° y a los de 2° (que en teoría ya alcanzaron la alfabetización inicial); en 2026 a los de 1°, 2° y 3° (que transitarán su tercer año de plan), mientras que seguiremos teniendo chicos en el segundo ciclo sin alcanzar la lectoescritura acorde a lo esperado. Primeros indicios de que no hay un cambio profundo: la alfabetización sigue siendo ciclada y no se incorpora el Nivel Inicial.
Ante este análisis tenemos dos opciones: la primera supone que entre los miembros de la cartera educativa no se dieron cuenta de que podrían haber alcanzado un número mayor de población estudiantil si comenzaban desde el grado superior del primer ciclo. La segunda, es que nuevamente estamos frente a una propuesta que solo busca obtener buenas estadísticas para vanagloriarse de un resultado político.
Y, a título personal, me inclino por la segunda.
¿Por qué digo esto? Primero, porque no soy quién para cuestionar la idoneidad de este gabinete. Pero, además, porque comenzar de manera ordenada, ascendente, como se hizo, demuestra que quieren tener «medible y cuantificable» a la cohorte que inició con ellos. En educación, para poder medir y ver resultados que sirvan políticamente, hay que medir una cohorte.
Entre las metas del Plan se puede leer: alfabetizar a 106.000 estudiantes (ingresos 2025 y 2026) con resultados en la calidad de los aprendizajes de la lectoescritura, mejora de los aprendizajes para la lectura comprensiva y fluida en todo el sistema educativo.
Si se comenzaba con los estudiantes que ya habían avanzado en la trayectoria lineal de la primaria (con el modelo «siga, siga») y que necesitan refuerzo y la nivelación, la medición no resultaría tan significativa como decir: “todos los niños que comenzaron primer grado con nosotros han alcanzado el nivel de lectoescritura acorde a su edad”.
Como docente que trabaja en el aula todos los días, sé que el problema no empezó ayer. Pero también sé que no se va a resolver empezando de cero mientras dejamos de lado a quienes han avanzado sin alcanzar lo mínimo.
Si de verdad queremos una alfabetización profunda, integral y equitativa, es hora de dejar de pensar en cohortes medibles y empezar a mirar a cada niño que hoy está quedando afuera.
* Virginia Valenzisi
Docente del nivel secundario, Diplomada universitaria en Supervisión y acompañamiento de la tarea docente, Presidente de la Asociación Civil Docentes por la Educación.